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Tabaquismo y descanso

descansar sin tabaco El denominado tabaquismo, es la dependencia al tabaco, y más concretamente la adicción a una sustancia poderosamente adictiva que éste contiene: la nicotina. Además de esta droga, el cigarrillo está compuesto por más de mil componentes, entre los que se encuentran formaldehidos, alquitrán, monóxido de carbono, amoníaco, arsénico, etc. Éstos, no hacen más que aumentar el poder nocivo de fumar, que ni que decir tiene, acarrea múltiples consecuencias negativas al organismo. Pese al estado de placer que experimenta el fumador con tan sólo una calada al cigarrillo, los riesgos para la salud están ampliamente descritos: diferentes tipos de cáncer, enfermedades pulmonares, cardiovasculares, circulatorias, daños en el feto cuando el consumo es por una embarazad etc. El consumo crónico del tabaco también perjudica al sueño y al descanso nocturno.

La nicotina, se trata de una droga estimulante que altera el estado de vigilia, así los fumadores experimentan más dificultades para conciliar el sueño. Experimentan alteraciones en las diferentes fases, se sufren más pesadillas y en casos extremos, incluso pueden llegar a padecer tal dependencia a la nicotina que necesitan levantarse y fumar un cigarrillo durante la noche.

 

Otro problema frecuente relacionado directamente con el tabaquismo es la Apnea obstructiva, que de por sí, es un trastorno del sueño y que consiste en un colapso mientras se duerme en las vías respiratorias altas, provocando que se corte el flujo de aire a los pulmones. Para volver a recuperar el ritmo de respiración normal, el durmiente necesita tener un microdespertar involuntario, con la subsiguiente alteración del ritmo normal del descanso; estos episodios se repiten varias veces a lo largo de la noche. La persona durante el día experimenta cansancio excesivo, y su rendimiento personal y laboral desciende notablemente.

El descanso mejora notablemente en las personas que deciden abandonar el consumo del tabaco. Está demostrado que en 48h tras dejar este mal hábito, el organismo elimina por completo la nicótica y descienden los niveles de monóxido de carbono. Al respirar mejor, se duerme mejor y disminuyen los problemas de insomnio en la fase inicial del sueño. Dejar de fumar revierte directamente en nuestra autoestima, y la imagen que proyectamos hacia los demás, potenciando así nuestro pensamiento positivo y esta actitud es un elemento facilitador para dormir a pierna suelta toda la noche.
Acompañar esta etapa con la adquisición de un buen equipo de descanso puede ser un tándem perfecto para mejorar considerablemente nuestra calidad de vida.

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