La hiperhidrosis es una enfermedad en la que aparece un sudor excesivo y anormal de forma espontánea, sin que lo provoquen el calor, la tensión ni el ejercicio. Las personas que padecen hiperhidrosis pueden sudar tanto que se les empapa la ropa o les gotea, llegando a ocasionar problemas para desarrollar las actividades diarias y provocar ansiedad social y vergüenza.
La sudoración es la liberación, por parte de las glándulas sudoríparas del cuerpo, de un líquido salado, el sudor. Este se produce generalmente para regular de forma natural la temperatura del cuerpo, mecanismo que se conoce como transpiración. El sudor habitualmente aparece como respuesta al calor, al ejercicio físico o a una tensión física o emocional como el miedo. No obstante, en ocasiones el mecanismo de transpiración está alterado. En el caso de falta de sudor en respuesta al calor se denomina anhidrosis. El caso contrario, la sudoración excesiva, se conoce como hiperhidrosis.
Causas de la hiperhidrosis
Existen dos tipos de hiperhidrosis. La hiperhidrosis focal primaria, o esencial, es aquella en la que los nervios responsables de enviar señales a las glándulas sudoríparas para que regulen la temperatura se vuelven hiperactivos. La consecuencia es el aumento de sudor a pesar de que no haga calor o no se haya hecho ejercicio. Este tipo de hiperhidrosis afecta generalmente a las palmas de las manos, axilas, plantas de los pies y, en ocasiones, el rostro. La causa de esta hiperhidrosis no es conocida, pero se cree que tiene un componente hereditario.
La hiperhidrosis secundaria es aquella en la que el sudor excesivo es consecuencia de una enfermedad. En este caso la sudoración puede ser focal o generalizada. Algunas de las causas de la hiperhidrosis secundaria son:
- Infecciones
- Problemas en las glándulas tiroideas
- Tumores
- Diabetes
- Hipoglucemia
- Un ataque cardiaco
- Trastornos del sistema nervioso
- Alteraciones tiroideas
- Síndrome de abstinencia
- Trastornos hormonales y sofocos de la menopausia
La hiperhidrosis secundaria también puede ser consecuencia de la acción de algunos fármacos como morfina, antitérmicos u hormonas tiroideas entre otros.
Cuando acudir al médico
La hiperhidrosis normalmente afecta a manos, pies, axilas o cara al menos una vez a la semana durante el día. Esta sudoración generalmente se produce en ambos lados del cuerpo. Ya que la sudoración excesiva puede ser síntoma de una enfermedad grave, conviene acudir al médico. Se debe hacer si:
- La sudoración perturba la rutina diaria
- Repentinamente se comienza a sudar más de lo habitual
- Se tienen sudoraciones nocturnas sin razón aparente
- La sudoración causa angustia emocional o retraimiento social.
La atención médica debe ser inmediata si esta sudoración está acompañada de aturdimiento, dolor en el pecho o náuseas.
Tratamiento de la hiperhidrosis
Tratar el sudor excesivo es importante, ya que puede provocar un impacto en el plano emocional y social. La presencia de ropa empapada y manos húmedas puede acabar dificultando la búsqueda de trabajo y las relaciones con otras personas. Además, las personas que sudan excesivamente son más propensas a sufrir infecciones en la piel.
En el caso de que la hiperhidrosis sea secundaria, se tratará primero la enfermedad que la originó, ya que de esta manera es probable que desparezca el sudor excesivo. En caso de que no se encuentre la causa, existen diversas posibilidades de tratamiento en función de la severidad de la hiperhidrosis:
- Antitranspirantes: el médico puede recetarlos para aplicarlos sobre la piel antes de dormir. Su acción reduce el exceso de sudor pero puede provocar irritación.
- Medicamentos para bloquear los nervios e impedir que se comuniquen entre sí.
- Anticolinérgicos: aplicados a nivel tópico o ingeridos a nivel oral actúan sobre la acetilcolina, sustancia que, al liberarse, produce la sudoración.
- Iontoforesis: empleada en formas de hiperhidrosis focal, especialmente en manos y pies. Consiste en el paso de corriente eléctrica a través de la piel para que se movilicen los iones de sodio de una solución acuosa en la que se encuentra sumergida el área a tratar. Esto conseguirá a un reposo temporal de las glándulas sudoríparas.
- Toxina butolínica (botox): su aplicación bloquea temporalmente los nervios que causan sudoración. Su efecto es temporal, de varios meses a un año.
- Microondas: eliminación de las glándulas sudoríparas a través del calor.
- Cirugía: sólo si no hay respuesta a otros tratamientos puede aplicarse una simpatectomía. Mediante esta intervención se cortan, queman o pinzan los nervios de la columna que controlan la sudoración en las manos. Esto podría provocar el desarrollo de sudor compensatorio, es decir, el incremento de la sudoración en otras partes del cuerpo.