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Investigadores abren la puerta a nuevos tratamientos con la identificación de las principales mutaciones de la leucemia

  Un equipo multidisciplinar de investigación liderado por la Universidad de Oviedo ha logrado interpretar las tres principales mutaciones de la leucemia linfocítica crónica, la más común entre los adultos. Con este avance, han abierto la puerta a nuevos tratamientos y dianas terapéuticas contra esta dolencia.

 Los resultados de la investigación, llevada a cabo por el grupo de Problemas Inversos del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Oviedo, y el equipo del doctor Steve Sonis de la Universidad de Harvard, Dana Farber Cancer Institute y del Brigham and Women Hospital de Boston, han sido publicados en la revista ‘Journal of Gene Medicine’.

   El equipo ha realizado la integración de los datos genómicos en pacientes con leucemia linfocítica crónica con el fin de posibilitar que se actúe terapéuticamente sobre la causa común a todos los casos. Los datos, que provienen del Consorcio Europeo para el Estudio de la Leucemia, constan de las principales mutaciones en pacientes de leucemia, así como los niveles de expresión de los diferentes genes.

   La leucemia linfocítica crónica es una enfermedad que presenta una gran heterogeneidad y es el tipo de leucemia más común en adultos en los países occidentales. Este equipo de investigación ha desarrollado un algoritmo que relaciona el efecto de las principales mutaciones en pacientes con leucemia linfática crónica con los cambios en la expresión genética de diferentes genes.

   El pasado mes de diciembre, este mismo grupo investigador logró elaborar un nuevo mecanismo de medición de secuencias de ADN que ayudará a localizar con mayor precisión los genes que provocan determinadas enfermedades y, a largo plazo, desarrollar medicamentos efectivos para combatirlas.

   Entonces el profesor del grupo de Problemas Inversos de la institución académica asturiana, Juan Luis Fernández, explicó a Europa Press que hasta ahora las investigaciones encaminadas a desarrollar medicamentos específicos se basaban en análisis genéticos y de mutaciones con amplios márgenes de error. Esto provoca que haya medicamentos que, creyendo que son adecuados para una determinada enfermedad, no beneficien a todos los enfermos de la misma.

   En diciembre desarrollaron unos métodos de selección genética «más robustos» que ayudan a ver qué genes son más importantes en el desarrollo de enfermedades y permiten dirigir medicamentos a dichos genes. Con ello habría menos errores en la aplicación de medicamentos destinados a modificar el comportamiento de los genes. «El medicamento actúa sobre la expresión del gen para que empiece a funcionar de manera adecuada y cumplir su función», ha explicado.

   La investigación que ahora se conoce ha consistido en el desarrollo de un algoritmo que se centra en las mutaciones más importantes de los pacientes, con el fin de observar cómo afectan al genoma e identificar el efecto común a todas ellas.

   Los investigadores toman como variables la existencia de una mutación en un determinado gen y la expresión de los diferentes genes, entre los cuales se encuentran los afectados por dichas mutaciones. Al ofrecer una visión completa, los resultados obtenidos pueden permitir el desarrollo de nuevos métodos de cura.

   En este caso no se trata de ver si un gen está o no mutado –algo que ya se logra mediante la secuenciación del genoma–, sino de ver qué efecto había entre la mutación del gen y la expresión del resto de los genes para encontrar las vías genéticas defectuosas. El método propuesto en esta investigación liga ambos aspectos para ver qué genes se ven afectados por las mutaciones.

   Este equipo de investigación ha interpretado las tres mutaciones más importantes en enfermos con leucemia linfocítica crónica: las mutaciones en los genes de la región variable de la cadena pesada de las inmunoglobulinas, que sirve para establecer factores pronósticos de evolución de la enfermedad, la mutación del gen NOTCH1, y la mutación del gen SF3B1.

 

   «Lo que nos extrañó ya desde el principio es que las dos últimas mutaciones están presentes en un número muy reducido de individuos y que eran factores pronóstico independientes que por sí solas no podían explicar la evolución de la enfermedad», explican los investigadores. De ahí que buscaran «los posibles mecanismos de acción común que pudiesen dar origen al desarrollo de la leucemia linfocítica crónica».

 

   El resultado de las investigaciones apuntó a la importancia de cuatro genes que están impactados por todas las mutaciones y que están relacionados con las vías de la interleucina-4 (IL-4), que actúa como antiinflamatorio y participa en la regulación del sistema inmunitario en múltiple niveles.

 

   La metodología diseñada por el Grupo de Problemas Inversos es generalizable a otro tipo de cánceres y al estudio de las enfermedades raras y neurodegenerativas. Este proyecto de investigación se conoce como Finisterrae y está siendo aplicado con éxito al estudio de los mecanismos genéticos de diferentes enfermedades raras y neurodegenerativas, tales como la Miositis, el ELA, el Alzheimer, Parkinson o la Esclerosis Múltiple.

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