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La leche es la primera causa de alergia alimentaria en menores de cinco años

La leche es la primera causa de alergia alimentaria en niños menores de cinco años, aunque sólo el 15 por ciento siguen siéndolo al cumplir los 6 años, según el alergólogo Pedro Ojeda, secretario de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

«La alergia a la leche, aunque es la primera alergia alimentaria en aparecer en los niños, suele superarse espontáneamente en los primeros años de vida. Sólo el 15 por ciento de los niños alérgicos a la leche lo siguen siendo después de los 6 años», apuntó el experto.

 

Según el informe Alergológica 2005, la alergia a los alimentos en España afecta a entre un 2 y un 6 por ciento de la población. Es la quinta enfermedad en orden de frecuencia de las diagnosticadas por los alergólogos en nuestro país, después de la rinoconjuntivitis, el asma, la hipersensibilidad a los medicamentos y la urticaria.

En el caso de la alergia a alimentos, en el conjunto de la población la leche de vaca es también la quinta causa de consulta de alergia por este tipo de reacciones con una frecuencia del 13,8 por ciento, por detrás de frutas (33%), frutos secos (26%), marisco (22%) y huevo (16%).

«La mayor parte de este tipo de alergias suele afectar fundamentalmente a la población infantil, especialmente los lactantes (0-12 meses) y primera infancia. En niños mayores de cinco años, las causas más frecuentes son por el contrario, frutas frescas, frutos secos, pescado y marisco», puntualizó el doctor Ojeda. EVITAR LOS BATIDOS Y HELADOS

Las proteínas de leche de vaca se encuentran en lácteos y derivados, pero también están presentes en otros productos manufacturados como pan, fiambres, embutidos, pescados congelados, golosinas, conservas, cosméticos y medicamentos.

«Un alérgico a la leche debe evitar de forma estricta los alimentos que contengan o puedan contener las proteínas lácteas. Por supuesto, los helados y batidos contienen prácticamente todos proteínas lácteas por lo que los alérgicos a la leche los deben evitar», indicó.

«Además los pacientes muy sensibilizados deben tener un cuidado especial con los fotoprotectores o leches hidratantes, puesto que algunas pueden contener suero lácteo. Por ello, la SEAIC recomienda en cualquier caso leer detenidamente su composición», añadió.

En su mayoría, los síntomas se presentan al iniciar la lactancia artificial, generalmente después de un período prolongado de lactancia materna. Las molestias suelen aparecer a los pocos minutos de la ingesta. Por orden de frecuencia, lo más común son los síntomas cutáneos, seguidos de digestivos y respiratorios.

«Generalmente, los síntomas pueden iniciarse tras la primera toma de lactancia artificial o tras un corto periodo de lactancia mixta. Este intervalo hace que la edad de aparición esté en relación con la edad de comienzo de la lactancia artificial, con un máximo de incidencia entre los 4 y 5 meses de edad. Por este motivo, es excepcional el inicio de esta patología alérgica después de los dos años de edad», comentó el doctor. SINTOMAS CUTANEOS EN EL 30% DE CASOS

Más del 75 por ciento de los niños presenta más de un síntoma. Las manifestaciones dermatológicas agudas –como eritema, urticaria y angiodema– constituyen el cuadro más frecuente. Vómitos y diarrea se asocian en el 30 por ciento de los casos a los síntomas cutáneos.

Con poca frecuencia y siempre de forma aguda, la parte respiratoria se inicia con edema de glotis, dificultad respiratoria y disfonía. En este sentido, «las pistas sobre las que unos padres deben estar advertidos para sospechar una alergia a la leche es la aparición de ronchas (rojeces y habones) alrededor de la boca, o el resto del cuerpo, con la toma del biberón (o en niños más mayores con otros lácteos), generalmente en los primeros minutos de la toma».

«La aparición de otros síntomas, como vómitos o diarrea, dificultad para respirar o decaimiento claro en relación con la toma pueden ser manifestaciones de una reacción más grave. A veces, el rechazo sistemático del biberón puede ser una señal de alarma», apuntó.El diagnóstico se realiza en tres pasos: la historia clínica y exploración física; la demostración de sensibilización mediada por IgE mediante pruebas cutáneas en el brazo, y un análisis de sangre.

Según el doctor Ojeda «las pruebas pueden hacerse desde cualquier edad, incluso en lactantes de un mes de vida, no hay por qué esperar». «Cuanto antes se diagnostique, antes podremos aplicar el tratamiento adecuado», aseveró.

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