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Estos son los hábitos y rutinas que debe tener en cuenta una persona con hipertensión arterial

La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa. Muchas veces no causa síntomas y la única manera de saber si se padece es tomándose la tensión.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión afecta a 3 de cada 10 personas, pero lo que es peor es que casi la mitad, el 46% de las personas adultas según sus cálculos, desconoce que padece este trastorno.

La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia cardiaca y angina de pecho.

Además, es conocido que favorece la ateroesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). También se asocia con la dilatación (aneurisma) o rotura de la aorta.

En resumen, es un factor de riesgo grave y muy prevalente, que si no se trata adecuadamente aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, renales o cerebrales.

¿Cuándo debemos ponernos en alerta?

Sin alarmismos, según el Dr. Alfonso Valle, uno de los mejores cardiólogos en Valencia y que forma parte del Hospital La Salud debemos acudir a un especialista siempre que el paciente presente cifras elevadas en sus controles rutinarios, tenga o no síntomas, o bien se presenta  alguno o varios de los siguientes trastornos:

  • Cefaleas continuas
  • Dolor en la nuca constante
  • Somnolencia
  • Náuseas habituales
  • Zumbidos en los oídos

Además, debe ponerse en manos de un especialista si nos toman la tensión y los valores normales salen alterados. Según las recomendaciones actuales, todas las personas a partir de los 40 años deberían controlar sus cifras de tensión arterial, independientemente de la presencia o no de síntomas.

Según la Sociedad Europea de Cardiología, los niveles de presión arterial son:

Presión arterial normal. Los niveles máximos de presión arterial sistólica (máxima) están entre 120-129 mmHg, y los de diastólica (mínima) entre 80 y 84 mmHg. Cifras más bajas también pueden considerarse normales, siempre que no provoquen ningún síntoma.

Presión arterial normal-alta. Las cifras de presión arterial sistólica (máxima) están entre 130-139 mmHg, y las de diastólica (mínima) entre 80-89 mmHg. En personas diabéticas, los niveles superiores a 140/85 mmHg también se consideran altos.

Hipertensión, la dividen por grados, pero siempre a partir de cifras de sistólica > 140mmHg y/o diastólica > 90mmHg

¿Qué medidas de prevención de la hipertensión podemos llevar a cabo?

  • Reducir la ingesta de sal: la sal es uno de los alimentos que pueden subir la presión arterial. Es mejor no tomar más de 4 gr diarios. Si encuentra la comida sosa, la puede sazonar con especias o hierbas. Al final, todo es cuestión de reeducar el paladar.

  • Eliminar el azúcar blanco: es un alimento poco aconsejable en general porque, aparte de ser refinado, es de fácil absorción y provoca picos de glucemia que bajan con rapidez. Igual que la miel: su azúcar libre no resulta recomendable para los pacientes que sufren hipertensión. La OMS recomienda moderar su consumo y evitarlo cuando sea posible.

  • Mejor acostumbrar al cuerpo a sabores menos dulces. Los edulcorantes son mejores para las personas hipertensas, pero son igualmente perjudiciales para nuestra microbiota intestinal.

  • Consumir más frutas y verduras: eso siempre es saludable, pero en caso de padecer hipertensión más todavía.

  • Realizar actividad física con regularidad: otra recomendación que es válida para cualquier persona sea o no hipertensa, pero en el caso de padecer esta patología, es importante tomársela en serio.

  • No consumir tabaco: es bien sabido que es malo para todo, también para el corazón.

  • Reducir el consumo de alcohol: y a ser posible, eliminarlo. El único alcohol bueno es el que no se bebe.

  • Limitar la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas y trans: este tipo de grasas nos van a provocar que nos suba el colesterol y que nuestras arterias puedan obstruirse con mayor facilidad. Hay que acostumbrarse a leer las etiquetas de los alimentos con atención. Nada de bollería industrial, procesados y menos carne roja.

  • Moderar el queso curado: es muy rico en proteínas y calcio, pero tiene mucha grasa y sodio que son malos para las personas hipertensas. Mejor comer queso sin sal o fresco.

  • Limitar la ingesta de café: no sobrepasar un consumo medio de dos tazas al día.

  • Fuera embutidos: tienen todo tipo de grasas saturadas, azúcar y además, en algunos casos con el del jamón serrano, mucha sal.

  • No a la mostaza: es una de las salsas que contiene más sodio, supera los 2 gramos por cada 100.

  • Limitar las bebidas energéticas: contienen azúcar, cafeína y mucho sodio que son elementos perjudiciales para las personas con la tensión arterial alta. Deben consumirse con cautela, aunque evitarlas sería la mejor recomendación.

¿Qué hacer si tenemos hipertensión?

Lo más importante es que nos pongamos en manos de un especialista.  Si vamos al médico y nos diagnostica hipertensión, él nos dará las pautas a seguir que habitualmente serán recomendaciones de cambio de hábitos. Si la tensión es muy alta o continua alta tras unos meses de modificación de conducta, la enfermedad puede tratarse con medicamentos que el médico le indicará.

Con frecuencia, se usa uno o más de estos medicamentos para tratar la hipertensión arterial:

  • Los diuréticos ayudan a eliminar el agua y sodio del organismo.

  • Los inhibidores de la ECA (enzima convertidora de la angiotensina) bloquean la enzima que eleva la presión arterial, relajando los vasos sanguíneos.

  • Los bloqueadores de los receptores de angiotensina II (también llamados BRA) funcionan de manera parecida a los anteriores.

  • Otros tipos de medicamentos, como los betabloqueantes, los antagonistas del calcio y los vasodilatadores, tienen efectos diferentes, pero en general ayudan a relajar y dilatar los vasos sanguíneos y a reducir la presión de la sangre en su interior.

¿Qué me puede pasar si no controlo mi hipertensión?

Si la hipertensión no se controla puede haber complicaciones serias para la salud a largo plazo.

Normalmente afectan al corazón, al cerebro o al riñón y pueden provocar desde un derrame cerebral o un infarto hasta una insuficiencia renal o incluso daños oculares.

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