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‘Ahumados’ y contaminados

mascarillaLa ausencia de lluvias y la constante emisión de gases nocivos para la salud está complicando grandemente la vida en las ciudades. La polémica generada en Madrid en las últimas fechas por los altos niveles de polución y contaminación no es un caso aislado. La realidad es que sin una limpieza, vía lluvias, de la atmósfera, la situación se torna difícil  por momentos.

La OMS estima que alrededor de 2 millones de personas podrían morir cada año por alguna causa atribuible a la contaminación atmosférica, la mayor parte en los países en desarrollo, donde las altas concentraciones de partículas se asocian con 300.000 defunciones prematuras anuales en Europa y 21.000 a la contaminación por ozono. En España, se atribuyen a estas causas alrededor de 16.000 muertes prematuras.

En un estudio realizado por la Fundación Ecología y Desarrollo con la colaboración de la aseguradora DKV, se ha puesto de manifiesto la necesidad de tomar medidas urgentes.  El estudio recuerda a las administraciones públicas, empresas y sociedad en general que es «imprescindible» que se «pongan en marcha medidas para evitar que la contaminación siga aumentando hasta los extremos que este anticiclón está evidenciando», para prevenir los efectos en la salud .

Gases que nos ahogan

El informe identifica en primer lugar las causas de la contaminación atmosférica, llamando la atención sobre partículas en suspensión como PM10 y PM2,5, así como de otros materiales que resultan tóxicos en altas concentraciones como el dióxido de azufre (SO2) y la mayoría de las combustiones que producen óxidos de nitrógeno (NO y NO2).

Otros gases como el monóxido de carbono (CO) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) como el benceno contribuyen, asimismo, a la contaminación atmosférica. Entre los contaminantes secundarios destaca el ozono troposférico (O3), que puede encontrarse en concentraciones elevadas incluso en zonas alejadas de las fuentes de emisión.

Así, identifica el tráfico rodado como el causante del 75 por ciento de las emisiones que «más preocupan» –entre el 40 y el 60 por ciento en las ciudades españolas–, como las partículas, los óxidos de nitrógeno y otros precursores del ozono troposférico. Las actividades de construcción y demolición constituyen otra fuente importante y «muy poco conocida» de contaminación del aire en zonas urbanas, siendo los principales contaminantes las PM10 y los NOx, ligados al tráfico de vehículos pesados y maquinarias diversas.

Controlar estas causas tendría efectos muy positivos en la salud de la población, con un descenso de la mortalidad, mejoras en los asmáticos y aumento de la esperanza de vida en la población general. Y ello a pesar de que los principales afectados por esta situación son los niños, a los que se pueden ocasionar daños pulmonares, agravar el asma y causar síntomas como tos y bronquitis; así como personas que sufren patologías respiratorias, cardiovasculares o diabetes, así como las de edad avanzada con enfermedades crónicas. Además, apuntan que los efectos de la contaminación atmosférica en la salud van desde alteraciones pulmonares y problemas cardíacos hasta el aumento del número de muertes, de ingresos hospitalarios y visitas a urgencias.

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