“El final del verano llegó…” (resuena la melodía en nuestra cabeza), acaban las vacaciones y con ellas el placer de descansar y poder disfrutar de más tiempo libre. No es de extrañar que la vuelta a la rutina traiga consigo malestar, sobre todo de tipo anímico, que hace que los primeros días tras volver de las vacaciones sean difíciles de llevar.
Qué es el estrés postvacacional y por qué se produce
El estrés postvacacional, viene ocasionado por el cambio radical que la vuelta a la jornada laboral y a la rutina diaria después de un período ocioso, supone. Nuestro organismo reacciona emitiendo una respuesta de alerta moderada: un estado de ánimo a ratos deprimido, que cursa con ansiedad por no poder afrontar esa vuelta de manera exitosa, afectando al rendimiento. Este estado, que es en un principio un mecanismo de adaptación al medio, no conviene que se prolongue en el tiempo.
Consecuencia del estrés postvacacional: trastornos del sueño
Es habitual que en períodos de estrés nos cueste más trabajo conciliar el sueño. Pero como hemos explicado anteriormente, este problema puede ser circunstancial y desaparece a medida que superamos la vuelta. No obstante, el estrés sostenido en el tiempo (independientemente del estresor), es susceptible de provocar problemas crónicos de sueño: insomnio, hipersomnia, apneas del sueño o narcolepsias.
El círculo vicioso (insomnio – cansancio – tensión emocional – estrés – insomnio)
El abanico de estados de ánimo característico de personas que están padeciendo estrés postvacacional son preocupación, cansancio o excitación y ansiedad. A su vez estos estados de ánimo conducen a la falta de sueño y el círculo se completa con la preocupación e inquietud que nos causa el insomnio, eleva nuestro nivel de ansiedad y estrés aumenta, llevándonos a una tensión emocional que puede desencadenar incluso en otro tipo de problemas.
El sueño de calidad: el mejor aliado contra el estrés
La actitud es lo primero: mantenernos con positividad si algún síntoma aparece de forma esporádica porque nuestra mente es nuestra mayor aliada. Hay que aprender a relajarse y tener calma para ayudar a nuestro cerebro. A partir de aquí todo es más fácil, una buena planificación de la vuelta a la vida real, dedicar un par días de nuestras vacaciones para ir acostumbrándonos paulatinamente a la rutina, puede ser un buen modo de combatir el estrés postvacacional.
Debemos aprovechar el reencontrarnos con nuestra cama y nuestro colchón y saber que un buen descanso es la mejor medicina contra el estrés.