Los vértigos cervicales son bastante comunes y están provocados normalmente por la falta de irrigación de la sangre de la zona del oído encargada del equilibrio. Suelen aparecer a causa de malas posturas, lesiones y trastornos de estrés y ansiedad. A menudo estos vértigos se acompañan de mareos.
Diferencia entre vértigo y mareo
Las palabras vértigo y mareo tienden a confundirse, pero su significado no es el mismo. En un vértigo la principal sensación es un falso movimiento propio o de los objetos que rodean a la persona (vértigo giratorio) y la pérdida de equilibrio. El tipo de vértigo más habitual es el periférico, que se produce normalmente cuando surge un problema en la parte que regula el equilibrio en el oído interno.
Un mareo, por su parte, se refiere a una sensación puntual de inestabilidad que puede ir acompañada de diversas sensaciones: sudoración fría, palidez, sensación de desmayo, inestabilidad, náuseas, malestar y aturdimiento entre otras.
No obstante, aunque son sensaciones diferentes, es bastante habitual que vértigo y mareo se presenten juntos y por eso tienden a confundirse.
Causas de los vértigos cervicales
El vértigo periférico puede estar provocado por diferentes causas: giros bruscos, inflamación del nervio auditivo (tras un catarro, p.ej.), lesiones craneales por traumatismos y enfermedad de Meniére, entre otras.
El vértigo periférico también puede estar provocado por un problema vascular en la zona cervical. Al girar el cuello o moverlo de abajo a arriba, falla la irrigación de la sangre a las zonas del oído encargadas del equilibrio y se produce la sensación de inestabilidad. La causa de esta falta de irrigación puede ser una mala postura, degeneración ósea, caídas e incluso estrés y ansiedad.
En cuanto a los mareos, también pueden tener su origen en las cervicales. Su causa suele ser la compresión de la arteria vertebral que lleva la sangre al oído interno y al cerebelo. Esta compresión se puede dar por contracturas de la musculatura cervical o bloqueo de las vértebras C1 y C2.
Síntomas del vértigo cervical
Cuando un vértigo tiene origen cervical, además de sufrir sensación de desequilibrio y mareo, se puede notar también:
- Tensión y rigidez en la nuca (especialmente en el lado izquierdo) y en el cuello en general. El dolor en la nuca expresa bloqueo, un atasco de la segunda vértebra cervical que comprime la arteria vertebral.
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Si el problema se hace crónico puede dar lugar a pitidos y zumbidos y pérdida de la capacidad auditiva.
Para algunas personas todos estos síntomas se exageran en lugares con muchos estímulos luminosos y acústicos.
Tratamientos para los vértigos cervicales
Un recurso muy conocido para los vértigos es la maniobra de Epley, en la que el médico va colocando la cabeza en diferentes posiciones para situar las partículas del oído interno en su lugar y que el cuerpo vuelva a ajustar la sensación de equilibrio.
El tratamiento más habitual para los mareos y vértigos cervicales es acudir a un fisioterapeuta. En muchas ocasiones estos vértigos están relacionados con un bloqueo cervical que impide un movimiento y giro libre de la cabeza. Al acudir al fisioterapeuta, su actuación permitirá relajar estos músculos y evitar la compresión que impide la correcta irrigación del oído interno. Si esta tensión cervical está provocada por la ansiedad o el estrés, conviene también realizar meditación o relajación unos pocos minutos al día para evitarla.
Para disminuir la sensación de dolor y molestia por los vértigos conviene:
- Acostarse cuando comiencen los síntomas.
- Apagar la luz, no usar pantallas (de ordenador, móvil….) y evitar el ruido y las luces brillantes.
- Girar la cabeza lentamente y cambiar de posición con movimientos suaves.
- Enfocar a distancias más largas.
- Si te encuentras en la calle, busca un sitio con sombra para sentarse.
- Tomar un cítrico puede aliviar el malestar.
- Hidratarse es muy importante si el vértigo se acompaña de mareo con desvanecimiento.
Para la sensación de mareo o náusea también se pueden administrar fármacos. Cuando se pasen estos síntomas conviene evitar los deportes con movimientos que predispongan a sufrir nuevos mareos: giros bruscos, saltos o impactos sobre el suelo (p.ej. pádel, equitación o footing).
No obstante, en el caso de sentir mareos o vértigos conviene acudir al médico para que pueda detectar su causa y administrar el mejor tratamiento.