El diagnóstico desde diferentes disciplinas en un paciente que padece demencia es sumamente importante. Así lo reconoce una nota de prensa emitida por el Hospital Quirónsalud de Murcia este pasado miércoles. Según relatan, una de cada diez personas diagnosticadas de Alzhéimer presenta hidrocefalia crónica del adulto, cuya causa es perfectamente reversible. De hecho, la doctora Verónica Giménez, neuróloga de la Unidad de Memoria y Trastornos Cognitivos del Servicio Integral de Neurociencias del recinto, matiza en la importancia de ser minuciosos en el diagnóstico de los pacientes con demencia.
Los cálculos apuntan a que un 10 por ciento de las personas diagnosticadas con Alzhéimer inicialmente presentan esa hidrocefalia citada con anterioridad. Todos los pacientes diagnosticados con Alzhéimer se beneficiarían de una valoración multidisciplinar que permitiese poner de manifiesto la existencia de otro tipo de enfermedades con pronóstico distinto.
Y es que las alteraciones conductuales y cognitivas de los pacientes con hidrocefalia incluyen una serie de modificaciones mentales, caracterizadas por la alteración inicial de la memoria.
Según Giménez, “a la alteración de la memoria se añaden otras en diferentes capacidades cognitivas como las funciones ejecutivas, velocidad en el procesamiento de la información, praxis constructiva, funciones visuoespaciales y cambios en el comportamiento”, todo ello de forma “progresiva”.
Se entiende por hidrocefalia cuando hablamos de una acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Esto provoca que los ventrículos -espacios del cerebro- se dilaten y produzcan una disfunción cerebral, provocando un deterioro cognitivo que asocia alteraciones en la marcha y en la continencia de esfínteres, tal y como explica la especialista en Memoria y Trastornos Cognitivos Sandra Rodríguez Barceló.
“A veces se puede confundir con una enfermedad de Alzhéimer. Con un tratamiento oportuno se pueden revertir las consecuencias”, añade.
La hidrocefalia requiere de una intervención quirúrgica que extraiga el exceso de líquido cefalorraquídeo al interior del abdomen o el corazón, lugares donde puede ser absorbido. Una operación cuyo éxito suele tener una tasa de resultados de entre el 50 y el 90 por ciento, lo que “favorecería en la calidad de vida”.