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Síndrome de la vejiga hiperactiva: causas, síntomas y tratamientos

La necesidad de acudir frecuentemente al baño puede tener su origen en muchas causas. No obstante, si esta necesidad es repentina y urgente y va acompañada de pérdidas involuntarias, nocturia o molestias al miccionar, puede ser síntoma de padecer síndrome de la vejiga hiperactiva.

Qué es el síndrome de la vejiga hiperactiva

La vejiga hiperactiva está definida por la Asociación Española de Urología como la presencia de urgencia urinaria, con o sin incontinencia, a menudo acompañada de frecuencia urinaria aumentada y nocturia. Todo ello en ausencia de una infección del tracto urinario o de otras patologías.

En las personas con este síndrome la vejiga se contrae para vaciarse antes de llenarse completamente, lo que reduce funcionalmente la capacidad de la misma, si bien en realidad la vejiga tiene el mismo tamaño que en cualquier otra persona.

Causas del síndrome de vejiga hiperactiva

Algunas de las causas que pueden provocar este trastorno urinario son:

  • Anomalías congénitas del tracto urinario inferior.
  • Debilidad de los músculos del suelo pélvico.
  • Haber tenido múltiples partos.
  • Sedentarismo.
  • Diabetes.
  • Enfermedades neurológicas como Parkinson, ictus o esclerosis múltiple.
  • Algunas enfermedades infecciosas.
  • Traumatismos.
  • Tabaquismo.

Síntomas de vejiga hiperactiva

Los principales síntomas de la vejiga hiperactiva son los siguientes:

  • Ganas repentinas y urgentes de orinar.
  • Ganas frecuentes de orinar y en poca cantidad (ocho o más veces al día).
  • Dificultad para aguantarse las ganas de orinar.
  • Levantarse más de 1 vez durante la noche para orinar (nocturia).
  • Molestias o dolor en la zona de la vejiga al orinar, sin infección urinaria.
  • Pérdida involuntaria de orina después de la necesidad urgente de orinar.

En ocasiones los síntomas pueden aparecer en momentos en los que se ha realizado un esfuerzo con el abdomen, como al toser y reír.

Ya que estos síntomas son parecidos a los de otras afecciones como diabetes mellitus, enfermedad de próstata o tumores vesicales, es importante descartarlas antes de diagnosticar la vejiga hiperactiva.

Tratamientos

Para tratar el síndrome de la vejiga hiperactiva se pueden combinar diferentes técnicas:

  • Ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico: el médico puede recomendar al paciente realizar los ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos del suelo pélvico y del esfínter urinario. Al fortalecerse estos músculos se detienen las contracciones involuntarias de la vejiga.
  • Entrenamiento de vejiga: consiste en contener la orina cuando entren ganas de ir al baño. Para ello hay que permanecer de pie y quieto, haciendo fuerza sobre los músculos de la vejiga hasta que desaparezcan las ganas de orinar. Se debe comenzar el entrenamiento con periodos breves de aguante e ir incrementando gradualmente el tiempo para conseguir orinar cada tres o cuatro horas. Solo es posible si se pueden contraer correctamente los músculos del suelo pélvico.
  • Uso de medicamentos: algunos medicamentos como tolterodina, oxibutinina, darifenacina o fesoterodina pueden ser útiles para aliviar los síntomas de la vejiga hiperactiva y reducir los episodios de incontinencia imperiosa, ya que inhiben la contracción de la vejiga, permitiendo su relajación.
  • Aplicación de botox: según investigaciones clínicas, la inyección de toxina botulínica de tipo A puede resultar útil para tratar la vejiga hiperactiva ya que paraliza parcialmente los músculos de la zona. Sus efectos son temporales, por lo que se deben repetir las inyecciones cada cierto tiempo.
  • Electroestimulación: fortalece los músculos del suelo pélvico contrayéndolos. Su efecto es similar a la realización de los ejercicios de Kegel.
  • Cirugía: destinada a pacientes con síntomas graves que no responden a otros tratamientos. Su objetivo es mejorar la capacidad de almacenar orina y reducir la presión en la vejiga.

Además de los tratamientos o ejercicios que pueda prescribir el médico, es recomendable evitar el consumo de alcohol y cafeína, no fumar, perder peso, vaciar la vejiga por completo al orinar y crear un hábito de acudir al baño antes de tener ganas para controlar los síntomas.

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