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Recuperar los buenos hábitos saludables

La recuperación de horarios prevacacionales es algo indispensable para volver a organizarnos al igual que tras los excesos y desajustes alimentarios vacacionales, los festejos, picoteos, barbacoas y viajes a la heladería, hay que planificar los menús para no caer en la tentación de comer alimentos poco saludables y determinar las cantidades que hay que comer normalmente

El mes de septiembre nos lleva de cabeza a eso que llamamos normalidad y que desemboca para muchos en rutina. Tras el período vacacional toca recuperar los buenos hábitos saludables después de un verano en el que, además de los lógicos excesos, se ha sufrido el infierno de las altas temperaturas.

Desde el viernes pasado, la adaptación al regreso a casa, al lugar de trabajo y al paisaje de siempre, se ha convertido en la tarea principal de la mayoría de la ciudadanía dispuesta a mantener su estado general de bienestar como síntoma de salud y consciente de que aparte de la no presencia de enfermedades, se debe temer en cuenta, como bien indica la Organización Mundial de la Salud (OMS) el estado físico, mental y social de la persona.

Recuperar horarios

Durante las vacaciones de verano hemos tendido a vivir en una especie de anarquía, levantándonos más tarde, comiendo a deshoras, desplazándonos de un lugar a otro con cierta improvisación y, en definitiva, dejándonos llevar sin ser estrictos en nuestra propia organización.

Es por eso que el regreso a la normalidad, a las rutinas responsables del colegio o del trabajo, invitan a la adaptación de los horarios, de las comidas en el entorno familiar y a la situación de actividad más controlada. Para ello, los expertos, señalan que en el período de adaptación que todos necesitamos hay que actuar sin precipitaciones, ir poco a poco, añadiendo gradualmente esos hábitos de vida saludables que teníamos antes de las vacaciones, y esto nos beneficiará a nivel de salud mental, físico y social.

Recuperar los horarios es algo indispensable para volver a organizarnos y afrontar los próximos once meses. También es recomendable marcarse tiempos para recuperar el ejercicio físico que, durante las vacaciones ha sufrido una crisis con bajada de rendimiento y merca del estado corporal.

Así que hay que olvidarse de ciertos abandonos y excesos veraniegos y plantearse la vuelta a la práctica deportiva o a esas caminatas cinco veces al menos a la semana de al menos 10.000 pasos. Practicar ciclismo, patinaje, natación o realizar ejercicios de musculación y fuerza en el gimnasio ayuda a recuperar los músculos.

En cuanto a la alimentación, aparte de organizarse también los tiempos hay que introducir poco a poco las costumbres alimentarias, sin tomar decisiones drásticas en nuestra alimentación y tras los excesos y desajustes alimentarios vacacionales, los festejos, picoteos, barbacoas y viajes a la heladería, hay que planificar los menús para no caer en la tentación de comer alimentos poco saludables.

También hay que determinar las cantidades que se deben ingerir normalmente. Utilizar el Método del Plato Saludable permite incluir, de una forma visual y esquemática, todos los macronutrientes necesarios para realizar una comida completa, variada y equilibrada.

Ansiedad

Aunque las vacaciones se consideran como un factor de relajación que recarga pilas y ayuda a descansar para, a su término, sentirse renovados, son cada vez más las personas que reportan síntomas de ansiedad relacionados con la vuelta al trabajo. La acumulación de obligaciones, por un lado, y la imposibilidad de desconectar por completo, por otro, son dos de los principales motivos citados por aquellos que sienten pánico ante la cantidad de correos sin leer con los que van a encontrarse a su regreso del descanso.

Suele ser una ansiedad en relación con lo que se puede encontrar en la reincorporación , ansiedad por lo qué habrá pasado con ese asunto que no se cerró. Es el llamado síndrome posvacacional, ese conjunto de síntomas que pueden presentarse a nivel emocional y comportamental en el momento de reincorporarse al trabajo.

Los expertos indican que lo más habitual es padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. Puede haber problemas de insomnio que conviven con una somnolencia importante a lo largo del día. También se ve limitada la capacidad de concentración, que hace que sea aún más difícil ordenar la agenda y ponerse al día con aquellas tareas que han quedado suspendidas durante el descanso. Esta dificultad puede incrementar la ansiedad, generando un círculo vicioso en el que el trabajo se va acumulando.

Teletrabajo

El teletrabajo es una realidad compleja que se encuentra en pleno desarrollo desde hace varias décadas y que la situación de pandemia por la COVID-19 aceleró. Son variadas las formas de presentación, siendo la del trabajo a domicilio de las más frecuentes.

El teletrabajo tiene aspectos positivos y negativos en relación con la salud física y mental de la persona. Los factores de riesgo para la salud mayoritariamente corresponden a daños derivados de la exposición a riesgos psicosociales y ergonómicos. Destacan como daños a la salud mental las alteraciones del sueño, la ansiedad y la angustia y la depresión. Con respecto a los daños a la salud física se identifican trastornos músculo-esqueléticos, alteraciones derivadas de la disminución de la actividad física por el sedentarismo y el estrés, enfermedades no transmisibles, y de la visión.

La vuelta de las vacaciones también les afecta aunque todavía no se dispone de estudio especifico y amplio como para marcar diferencias con respecto a los trabajadores presenciales. Por eso hay que insistir en lo que de manera general les afecta y se debe de poner el énfasis desde la prevención mediante el fomento de acciones dirigidas a políticas vinculadas con la organización del teletrabajo. En particular se deberá prestar atención a los tiempos de trabajo y descanso, asegurando el derecho a la desconexión. El diseño ergonómico del puesto de trabajo y la realización de pausas activas son elementos que contribuyen también al bienestar.

En el caso del teletrabajo en domicilio aparecen conflictos interfamiliares por la utilización de los recursos disponibles -equipos informáticos, wifi- y los distractores familiares, agudizados en el marco de la disminución de la movilidad. El hecho de combinar el ámbito familiar y el laboral da lugar a la invasión de los espacios y tiempos normalmente reservados para la vida personal y familiar generando múltiples tensiones y haciendo necesaria la regulación real de la desconexión.

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