Los métodos anticonceptivos comenzaron a popularizarse a finales de los años 70, suponiendo un punto de inflexión en la percepción de la sexualidad y la planificación familiar. Gracias a ellos, es posible evitar los embarazos no deseados y planificar cuándo, cómo y con quién se quiere tener un hijo. Y en el caso de los métodos de barrera, a su fin anticonceptivo se une la mayor seguridad. Su uso durante las relaciones sexuales reduce el riesgo de contraer una ITS (Infección de Transmisión Sexual).
Con el paso del tiempo, la variedad de métodos anticonceptivos ha ido creciendo, permitiendo así que cada mujer pueda elegir aquel con el que se sienta más cómoda y segura. Sin embargo, lo cierto es que aún existe un gran porcentaje de mujeres que no usa ninguno de ellos.
En concreto, según la encuesta realizada por el Observatorio de la Salud Sexual Reproductiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), un 27,8% de las mujeres españolas en edad fértil (entre los 15 y los 49 años) no toma ningún anticonceptivo.
El desconocimiento o la desinformación pueden ser los motivos principales por los que algunas mujeres no utilizan anticonceptivos. Por este motivo, es importante contar con información de calidad sobre todas las opciones disponibles.
En este artículo te contamos cómo funcionan los métodos anticonceptivos más populares y resolvemos algunas de las dudas más frecuentes como, por ejemplo, qué tipos de anticonceptivos existen, cuáles protegen frente a las ITS, antiguamente denominadas ETS o cómo afecta el implante anticonceptivo regla. No te lo pierdas.
Tipos de métodos anticonceptivos
Antes de hablar de cada uno de los métodos anticonceptivos que existen hoy en día, es importante saber que éstos se pueden clasificar en dos grandes grupos: los anticonceptivos de barrera y los hormonales. Mientras que los primeros impiden la fecundación a través de una barrera física, los segundos lo hacen a través de un tratamiento hormonal.
Además, también existe la posibilidad de someterse a cirugías como la ligadura de trompas o la vasectomía, que garantizan una contracepción indefinida. Por otro lado, aunque no son tan efectivos, también existen métodos anticonceptivos naturales que no requieren de ningún medicamento, sino que se guían por el ciclo de fertilidad de la mujer.
Métodos anticonceptivos de barrera
Los métodos anticonceptivos de barrera son aquellos que establecen una barrera física para evitar que se produzca la fecundación. La principal ventaja de estos métodos es que, además de ofrecer una eficacia media-alta en la prevención del embarazo, también protegen de las ITS. Asimismo, no necesitan de control médico. Son:
- Preservativo masculino. Este anticonceptivo, también llamado comúnmente “condón”, es una funda de látex de un único uso que impide el paso de los espermatozoides. Es uno de los anticonceptivos más comunes y debe colocarse sobre el pene erecto antes de iniciar la penetración. Ofrece una gran protección sobre las ITS.
- Preservativo femenino. Se trata de una funda de caucho de nitrito que, en lugar de colocarse sobre el pene, recubre las paredes de la vagina para impedir el paso de los espermatozoides. Ofrece una gran protección sobre las ITS.
- Diafragma. Consiste en una media circunferencia de látex o silicona que debe colocarse en el fondo de la vagina antes del coito. No se puede retirar hasta pasadas seis horas desde la eyaculación y debe aplicarse también espermicida. Su protección sobre las ITS es parcial, ya que no cubre la mucosa vaginal.
Métodos anticonceptivos hormonales
Los métodos anticonceptivos hormonales tienen una eficacia muy alta y no suponen ninguna interferencia en las relaciones sexuales. Por este motivo, algunos de ellos se sitúan entre los más usados por las mujeres. No obstante, es importante tener en cuenta que no protegen de las ITS, necesitan de control médico y, en algunas ocasiones, es necesario un periodo de adaptación. Además, pueden desencadenar efectos secundarios.
Para proteger frente a los embarazos no deseados, estos anticonceptivos liberan en nuestro cuerpo hormonas femeninas: estrógenos y gestágenos. En algunos casos, puede utilizarse solo la primera de ellas. Vemos cuáles son los más frecuentes a continuación:
- Píldora anticonceptiva. Son pastillas que deben tomarse diariamente durante ciclos de 21, 24 o 28 días. Su función es impedir la ovulación y existen diferentes tipos según la dosis y la combinación de hormonas de cada una de ellas. Lo más común es que se realice una pausa al terminar la pauta. Durante esos días aparece el sangrado por deprivación, similar a la menstruación.
- Implante anticonceptivo. Se trata de un implante subdérmico de unos 4 centímetros de largo que se coloca mediante una incisión en el antebrazo. Puede tener una duración de tres o cinco años. Durante este periodo, es frecuente tener alguna alteración en tu sangrado, especialmente durante los primeros meses, donde suele aumentar o disminuir la cantidad de flujo.
- Anillo vaginal intrauterino. Es un aro de unos cinco centímetros de diámetro que se coloca al fondo de la vagina y libera hormonas para impedir la liberación de óvulos. Se utiliza durante tres semanas, dejando una de descanso en la que se tiene un sangrado similar a la menstruación. Tras esa semana, se debe colocar uno nuevo por otras tres semanas.
- Anticonceptivo inyectable. Consiste en la inyección de una única hormona de forma trimestral. Al igual que el implante anticonceptivo, puede alterar la menstruación.
- Dispositivo intrauterino (DIU). Se trata de un pequeño objeto en forma de T que se coloca en el interior del útero, por lo que su colocación necesita de asistencia médica. Puede ser hormonal o de cobre y, dependiendo del modelo, puede tener una eficacia de 3, 5 o 10 años.