El cerebro humano está preparado para adaptarse a los cambios que surgen en el entorno. Esta capacidad se conoce como neuroplasticidad y se puede mejorar realizando algunos ejercicios muy sencillos.
Qué es la neuroplasticidad
La neuroplasticidad o plasticidad cerebral es la capacidad que tiene el cerebro para cambiar su estructura física y su organización en función de la interacción con el entorno. Es decir, el cerebro tiene la capacidad de reforzar las conexiones neuronales existentes y crear otras nuevas en función de las experiencias, estímulos y entrenamientos cognitivos a los que se somete cada persona.
Si bien es cierto que el cerebro de un niño tiene mayor plasticidad y capacidad de recuperación, los cerebros adultos también tienen una cierta capacidad de regeneración y amoldamiento que se adapta a los cambios internos y externos. La neuroplasticidad permite responder a los cambios y, gracias a ella, el ser humano tiene una capacidad muy alta de adaptación a situaciones cambiantes y una mayor posibilidad de supervivencia.
Cómo mejorar la neuroplasticidad
Cuanto más se usa el cerebro, más se activa y más redes se crean. Para potenciar la neuroplasticidad se pueden realizar algunos ejercicios o acciones sencillas:
- Entrar en contacto con cosas nuevas: el acceso a cosas nuevas o diferentes mejora la neuroplasticidad. Basta con leer, escuchar información desconocida, estudiar… Todo ello activa las redes neuronales.
- No usar la mano dominante: usar la mano contraria a la dominante al escribir, comer o lavarse los dientes supone un reto muy estimulante para el cerebro, pues debe adaptarse a la novedad y el cambio. Un uso continuado de la mano no dominante consigue que el cerebro genere nuevas conexiones.
- Entrenar el cerebro: unos pocos minutos al día de ejercicios de entrenamiento cerebral mejoran la agilidad mental. Entrenar el cerebro resulta tan sencillo como repasar la jornada antes de dormir o jugar a utilizar el tacto para distinguir objetos.
- Cambiar el punto de vista: habitualmente las personas tienden a sentarse siempre en el mismo sitio al acudir a clase, al sentarse en el sofá… Una acción tan simple como cambiar de sitio puede ser muy estimulante para el cerebro, porque éste se ve obligado a dirigir la vista en otra dirección, activando partes diferentes del mismo.
- Hacer ejercicio: la actividad física recupera conexiones neuronales. Se ha demostrado que caminar potencia la memoria y la capacidad de aprendizaje en las personas mayores, pues estimula un factor de crecimiento del cerebro que favorece la aparición de nuevas conexiones. Si además la actividad exige coordinación y concentración (como en los deportes en equipo) sus beneficios son mayores.
- Relacionarse: hacer actividades en compañía o hablar con otras personas estimula la mente, pues obliga a sacar temas de conversación y a poner en práctica habilidades como hablar, escuchar o identificar el lenguaje no verbal
- Cambiar la ruta: habitualmente para acudir a cualquier sitio se usa siempre el mismo camino. Cambiar de ruta para llegar al mismo destino genera incomodidad y supone un reto para el cerebro, que debe entrenarse y adaptarse al cambio.
Entrenar la neuroplasticidad es importante porque al crear conexiones nuevas se gana reserva neuronal, algo que puede proteger del deterioro cognitivo. Mejorando la neuroplasticidad se puede frenar la curva degenerativa, retrasando el proceso de deterioro cognitivo y la aparición de la demencia o el Alzheimer.
Neuroplasticidad y rehabilitación
La neuroplasticidad tiene un importante papel en la rehabilitación de las personas que han sufrido una lesión en el cerebro. De hecho, diversos ensayos han demostrado que la neuroplasticidad se puede utilizar para tratar lesiones cerebrales, trastornos obsesivo-compulsivos y de aprendizaje, TDAH, dislexia y otras afecciones.
Se ha observado que personas con una lesión cerebral (provocada por un traumatismo, un ictus…) que habían perdido algunas neuronas, han vuelto a recuperar muchas funciones tras un periodo de rehabilitación. La base de la neuro-rehabilitación es la estimulación sensorial, ya que esto potencia la neuroplasticidad. La estimulación favorece la aparición de nuevas conexiones entre diferentes áreas del cerebro y, de esta manera, unas áreas podrían realizar parcialmente la función de otra área dañada, recuperando algunas de las funciones perdidas.