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¿Qué es el prurito? Síntomas, causas y tratamiento

Itching

Muchas enfermedades dermatológicas como la dermatitis atópica producen lo que en términos médicos se conoce como prurito. El prurito no es una enfermedad sino un síntoma que puede aparecer cuando el paciente sufre dolencias de la piel, trastornos nerviosos o reacciones alérgicas, entre otras cosas. Para hacerle frente existen diferentes tratamientos.

Qué es el prurito

Prurito es el término médico con el que se conoce a la picazón de la piel que provoca una sensación incómoda y ganas de rascarse. Esta picazón puede involucrar a la piel completa (prurito generalizado) o a áreas particulares de la misma (prurito localizado). Según la causa de la picazón, la piel puede tener aspecto normal, enrojecido o áspero o tener protuberancias.

El prurito provoca ganas de rascarse, una acción que alivia el picor temporalmente. Sin embargo, la picazón y el rascado prolongados pueden aumentar la sensación del prurito, provocando lesiones, infecciones y cicatrices en la piel.

Si el prurito persiste durante más de seis semanas se considera que es crónico. El prurito crónico puede afectar a la calidad de vida, causando ansiedad, problemas para dormir…

Síntomas del prurito

Además de la sensación de picor o comezón, el prurito puede incluir los siguientes síntomas:

  • Enrojecimiento.
  • Piel seca y agrietada.
  • Piel curtida o escamosa.
  • Bultos, manchas o ampollas.

En el caso de que la piel se infecte, puede ponerse roja, caliente e inflamada y supurar líquido.

Causas del prurito

El prurito puede tener su origen en una gran variedad de causas:

  • Enfermedades de la piel: es la causa más común. Numerosas afecciones de la piel causan picazón: piel seca, dermatitis, psoriasis, sarna…
  • Reacciones alérgicas a productos cosméticos, alimentos, plantas venenosas, fármacos…
  • Irritación de la piel provocada por ciertos productos químicos, tejidos, jabones…
  • Picaduras de insectos.
  • Enfermedades internas: la picazón puede ser síntoma de una enfermedad oculta, como trastornos de la vesícula biliar o el hígado, diabetes o ciertos tipos de cáncer (linfoma y mieloma múltiple entre otros).
  • Trastornos nerviosos: enfermedades que afectan al sistema nervioso, como la esclerosis múltiple, el pinzamiento de los nervios o el herpes zóster, pueden causar este picor.
  • Enfermedades psiquiátricas como el trastorno obsesivo-compulsivo, la depresión o la ansiedad.
  • Embarazo: algunas mujeres durante la gestación pueden sentir esta comezón.
  • Fármacos: algunos medicamentos pueden causar prurito al ingerirlos o aplicarlos sobre la piel, incluso sin provocar una reacción alérgica.

Tratamiento del prurito

Para tratar el prurito hay que conocer primero su causa ya que, si se cura la afección subyacente, se aliviará la sensación de picor. No obstante, además de atender a su causa, se pueden llevar a cabo los siguientes tratamientos para reducir el picor:

  • Tratamientos tópicos: se aplican sólo si el picor afecta a un área concreta. El médico puede recetar lociones o cremas que contengan corticosteroides, pramoxina, mentol o alcanfor, entre otros compuestos.
  • Tratamientos sistémicos: medicamentos que se recetan cuando el prurito es generalizado o los tratamientos tópicos no son eficaces. Generalmente se toman por vía oral y los más utilizados son los antihistamínicos.

Además es conveniente:

  • Usar hidratantes: aplicar varias veces al día un aceite, crema o loción hidratante disminuirá el picor. Lo mejor es elegir un producto hipoalergénico para reducir la posibilidad de que aparezca una reacción alérgica.
  • Evitar rascarse, usar telas irritantes y exponerse a altas temperaturas y humedad.
  • Darse baños cortos y tibios: lo mejor para evitar el prurito es darse duchas cortas, usando poco jabón y con agua tibia o fría, nunca demasiado caliente. También se puede recurrir a los baños de avena para calmar la piel seca.
  • Aplicar una compresa fría en la zona si el picor es localizado.

En el caso de que la picazón esté provocada por una causa conocida es posible prevenir su aparición tomando las medidas apropiadas en cada caso. Por ejemplo, si el picor es consecuencia de una alergia, habrá que evitar aquello que la causa para que no se desencadene la reacción.

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