Este trastorno, también llamado polidipsia psicogénica, se define como el deseo compulsivo de ingerir grandes cantidades de agua. La ráiz de éste viene determinada por un desorden psíquico. Según las fuentes consultadas, podría venir desencadenado por los anteriormente citados. Principalmente por aquellos que se asientan en el culto al cuerpo.
En los últimos años, el ‘boom’ de los gimnasios y del cuidado corporal, han producido que se hallan diversificado los patrones de la conducta, desencadenando en patologías poco comunes. Las consecuencias que puede tener una ingesta desacerbada de agua, pueden ser de lo más variadas siempre con un componente altamente peligroso para la salud física. Los riñones serían los más afectados debido a que puede llegar un momento en el que éstos no drenen y se produzca una saturación, cuyo desenlace podría desencadenar la muerte. Fenómeno denominado hiperdrosis.
En principio, atiende a desórdenes de tipo orgánico así como a patologías hormonales. La diabetes insípida puede ser una de ellas. Al considerarse un trastorno de la conducta, se podría decir que en la actualidad, no atiende a unos parámetros estipulados desde la comunidad médica. La ingesta de agua siempre se ha considerado beneficiosa para el ser humano. Por ejemplo, al tener un cólico nefrítico (de riñón), el consumo de agua favorece su erradicación. Pero beber más de dos o tres litros al día, no parece ser muy conveniente.
Tratamiento
La potomanía se puede presentar de dos formas. En primer lugar, establecimiento de la actitud placentera provocada por la toma de grandes cantidades de agua. Y en segundo lugar, la dipsomanía catalogada como una brusca necesidad de beber grandes cantidades de líquido cuyo desencadenante es la crisis. La forma de tratarla puede llevarse a cabo mediante la anamnesis (fomento de los recuerdos pasados), aunque en la mayoría de los casos la hospitalización para su consiguiente estudio se asienta como el diagnóstico más adecuado.
Con la ingesta de grandes cantidades acuosas tanto la osmolalidad (examen que mide la concentración de partículas que habitan en la parte líquida de la sangre) plasmática y urinaria disminuyen. Por ello, al llevar a cabo una inyección de vasopresina en el momento en el que se consigue regular la osmolalidad, no se consigue aumentar la urinaria.
En sí, no se corresponde con una serie de patologías como la sarcoidosis o aquellas que tienen un componente génetico y que afectan al riñón. Del mismo modo, el llamado ‘síndrome de la sed’, ya que su tratamiento radica en la reducción de la osmolalidad plasmática cuya consecuencia es que se produce una alteración en el osmoreceptor hipotalámico.
Desencadenantes
La potomanía suele venir acompañada de ciertos comportamientos histéricos. No se debe de obviar que en algunos casos, los componentes neurológicos tienen su raíz en la hiponatremia (tendencia del agua a ir desde el espacio vascular al intracelular). En algunos casos, los que padecen trastornos generados por el alcohol (dipsomanía), también experimentan un cuadro compulsivo continua ingesta de agua para paliar sus crisis ya que elimina la producción de vasopresina. También se puede deber a un déficit de sal y proteínas en su dieta.
La sociedad actual, principalmente la llamada ‘desarrollada’, tiende al excesivo culto al cuerpo. Con ello, viene pareja una serie de patologías que suelen terminar en graves problemas para la salud. La potomanía, aunque no esté considerada a la altura de otras cuya gravedad es mucho mayor, ya se ha convertido en un problema de primer orden para todos aquellos que la padecen.