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Oxitocina, la hormona del amor: ¿cuáles son sus funciones?

La oxitocina es una sustancia conocida popularmente como la ‘hormona del amor’ por el papel que juega en la creación de vínculos y relaciones afectivas. No obstante, también tiene otras funciones para el organismo, especialmente durante la maternidad.

Qué es la oxitocina

La oxitocina es un neuropéptido compuesto por nueve aminoácidos que se genera en el hipotálamo, desde donde es conducida por una proteína al lóbulo posterior de la hipófisis. Posteriormente desde la hipófisis es liberada por el torrente sanguíneo para alcanzar diferentes órganos y tejidos del cuerpo y hacerlos reaccionar de una determinada manera.

La oxitocina es muy versátil, ya que puede actuar como hormona y como neurotransmisor que influye sobre la actividad del sistema nervioso vegetativo. También interviene en varios procesos fisiológicos, activa comportamientos a nivel mecánico en determinados órganos e influye en distintas áreas cerebrales. 

Esta hormona tiene un papel fundamental en dos fenómenos primordiales de la vida emocional: la empatía y la confianza, por lo que es una herramienta clave en las relaciones sociales. Asimismo es esencial para el nacimiento, el parto y la lactancia.

Funciones de la oxitocina

La oxitocina tiene numerosas funciones, muchas de ellas relacionadas con los lazos afectivos y las relaciones sociales. Entre otras cosas la oxitocina:

  • Está vinculada al amor: decir que la oxitocina es la responsable del amor es una conclusión reduccionista, ya que en los vínculos románticos intervienen muchos componentes y dinámicas. No obstante, es cierto que algunos patrones revelan que existe relación entre la oxitocina y el conjunto de procesos que tienen que ver con el amor y el afecto.  Según algunos investigadores, la oxitocina funciona como desinhibidor durante el enamoramiento, animando a tomar riesgos y a confiar en uno mismo, sin ver los peligros que puede tener la relación.
  • Crea vínculos sociales y afectivos: la oxitocina no sólo interviene en el enamoramiento sino que es clave en todas las relaciones sociales, ya que produce empatía. La oxitocina permite reconocer las emociones de los otros y responder afectivamente. De hecho, los niveles de oxitocina aumentan cuando una persona se siente en un ambiente de confianza, reconoce caras familiares, mira a los ojos a seres queridos y, en general, cuando se encuentra en situaciones relacionadas con el amor y el apego.
  • Disminuye el enfado: cuando los niveles de oxitocina se elevan por encima de lo normal, aumenta la intensidad de emociones como el amor, la empatía y la compasión. Se ha observado que cuando esta sustancia se segrega en gran cantidad, resulta más complicado mantenerse enfadado o resentido.
  • Disminuye la ansiedad: cuando la oxitocina está elevada, la amígdala del cerebro (encargada del miedo) se desactiva, por lo que la ansiedad, la angustia, las obsesiones y los pensamientos negativos disminuyen en intensidad.
  • Interviene en la sexualidad: durante el acto sexual los niveles de oxitocina aumentan, lo que refuerza la hipótesis de que esta hormona juega un papel en los procesos químicos y mecánicos que intervienen en la sexualidad. Los niveles de oxitocina alcanzan un pico durante el orgasmo tanto en hombres como en mujeres.
  • Inhibe la liberación de las hormonas de la corteza suprarrenal, como la adrenocorticotropa y el cortisol (la hormona del estrés).
  • Disminuye la tensión arterial y el ritmo cardíaco y reduce la tensión muscular.

Oxitocina y maternidad

En griego la oxitocina significa ‘nacimiento rápido’. Fue el fisiólogo Henry Dale quien le puso nombre a esta sustancia tras comprobar el papel que juega esta hormona en los partos y la lactancia. La oxitocina es una hormona imprescindible para la maternidad porque:

  • Es la responsable de que se desencadenen las contracciones y se dilate el cuello uterino durante el parto. Además provoca que ciertas fibras musculares del útero se mantengan contraídas durante el mismo.
  • Es responsable de que la leche producida en la glándula mamaria salga cuando el bebé succiona. Además la lactancia materna contribuye a que los niveles de oxitocina se eleven, lo que favorece la creación del vínculo entre la madre y el bebé y disminuye el riesgo de sufrir depresión posparto.
  • Ayuda a la madre a responder a las necesidades del bebé: la oxitocina durante el puerperio ‘activa’ los sentidos de la madre para responder con inmediatez a los reclamos del bebé.

La lactancia, el contacto piel con piel, el tiempo compartido… aumentan los niveles de oxitocina, lo que reduce el estrés y la tristeza y mejora los vínculos maternofiliales. Ya que la oxitocina tiene la facultad de producir placer y de activar los centros de recompensa, niveles altos de la misma permitirán disfrutar más de la maternidad.

 

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