Andalucía Innova ha explicado a través de un comunicado que estos expertos persiguen conseguir nuevas estirpes capaces de sintetizar nuevos carotenoides o mayor cantidad de los que ya producían. La iniciativa supone un proyecto de excelencia que la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, incentivado con 242.728 euros en la convocatoria 2009.
Los investigadores pretenden conocer los genes que codifican las enzimas implicadas en la ruta de síntesis de carotenoides en microalgas, es decir, las piezas con las que se componen las «instrucciones» donde se especifican cómo los microorganismos producen estas sustancias beneficiosas para el organismo.
«Una vez descifrada esta ‘receta’, los expertos podrán modificarla introduciendo nuevos genes o silenciando algunos, para que aumente su producción de carotenoides», añade la nota difundida por Andalucía Innova.
De esta forma, se pretenden obtener estirpes que producirán sustancias naturales utilizando la energía solar y con alto consumo de CO2, según destacó la investigadora principal de este trabajo que se desarrolla en la Universidad de Huelva, Rosa María León.
El grupo onubense aplicará su conocimiento previo en estas tareas genéticas, ya que fueron los primeros en modificar genéticamente la ruta de síntesis de carotenoides en microalgas.
En busca de nuevas especies
«Hay ejemplos en los que se ha manipulado genéticamente la ruta en plantas superiores, como el denominado arroz dorado, en el que se modifica este cereal para mejorar sus propiedades nutricionales. Sin embargo, somos los únicos que hemos conseguido la manipulación genética de esta ruta en microalgas», aseveró León.
En este trabajo, además de poner a punto modelos de microalgas que produzcan más carotenoides, los expertos profundizarán en el proceso, en la síntesis de enzimas, así como en nuevas especies que sirvan de modelo de estudio. «Hasta el momento, trabajamos con ‘Chlamydomonas reinhardtii’, porque es la que los científicos conocemos mejor ya que su genoma está secuenciado prácticamente en su totalidad. No obstante, pretendemos explorar nuevas especies que también sirvan de pauta para investigaciones futuras», ha comentado la investigadora.
«Muchas especies como moluscos, crustáceos o peces obtienen y acumulan carotenoides a partir del fitoplancton del que se alimentan. De ahí la importancia de que las especies cultivadas en cautividad se alimenten también de microalgas ricas en estas sustancias para que se mantenga la calidad nutricional del producto final», concluyó León.