En plena campaña de sensibilización del Colegio de Dentistas de Granada, para dar visibilidad a la importancia de cuidar la salud bucodental, el Dr. García-Espona, explica la necesidad de entender la odontología como algo continuo en el tiempo.
-¿Por qué son tan importantes las revisiones dentales?
La boca es un cóctel perfecto para el deterioro de los elementos que la integran, principalmente dientes, encías, mucosas y huesos.
Y ello porque la boca tiene una demanda funcional diaria, donde se ejercen altísimas presiones capaces de triturar todo tipo de alimentos, en un espacio muy reducido en el que coinciden potentes y agresivos agentes químicos (tanto propios, procedentes de la saliva, como ajenos, procedentes de los alimentos), multitud de gérmenes y cambios muy bruscos de temperatura.
Así pues, una revisión anual o semestral por el dentista es cuanto menos obligada si queremos que todos esos elementos se mantengan a largo plazo. Los chequeos son también un elemento clave en la mantención de la Salud en Medicina general. Y no podemos prestar menos grado de revisión a nuestra boca que a un coche, por ejemplo.
-¿Cuáles han sido las consecuencias más importantes de haber aplazado la visita al dentista durante el confinamiento y la pandemia?
En una primerísima fase fue lógico y razonable posponer la visita al dentista, pero hay quien, por inercia, ha retrasado en exceso su vuelta a los controles rutinarios. Y el problema es la falta de detección y tratamiento del deterioro natural de los elementos de la boca, que tras un cierto tiempo entran en un estado irrecuperable.
La Odontología basada en la prevención y en controles frecuentes tiene un coste muy bajo y un pronóstico excelente. Pero si se posponen las revisiones y se entra en una segunda fase, en la que se necesita ya restauración de los dientes, los costes aumentan y el pronóstico empeora. Y finalmente, cuando la visita es ya muy tardía y como consecuencia se pierden dientes y se requiere una Odontología rehabilitadora el pronóstico obviamente es mucho peor y el coste se multiplica significativamente.
-¿Qué le diría a quienes aún tienen miedo de visitar una clínica dental por miedo a contraer el virus?
Las clínicas dentales son espacios seguros frente al virus. Y no es una valoración subjetiva, sino basada en datos objetivos. Los dentistas curiosamente hemos tenido una tasa de infección por CoVID menor que la de la población general.
Ese dato es especialmente meritorio pues a nadie se le escapa que trabajamos con personas que por razones obvias tienen que estar sin mascarilla, en enorme proximidad al paciente y usando material rotatorio y sprays de forma continua. Si los dentistas no hubiéramos sido realmente diligentes en el control de la infección por CoVID nos habríamos infectado de forma masiva uno tras otro y eso no ha ocurrido.
Los dentistas estamos acostumbrados a trabajar con gafas, pantallas protectoras, mascarillas, guantes y demás equipos de protección adicional desde hace muchos años y muy especialmente tras la aparición del SIDA. Si bien es cierto que con el CoVID hemos implementado las medidas preventivas de forma significativa, especialmente en lo referente a ventilación de los gabinetes y espaciamiento entre pacientes.
-Como Secretario del Colegio de Dentistas de Granada ¿Cómo percibe la evolución de la profesión?
En cifras, la profesión es ya mayoritariamente femenina y menor de 40 años de edad. Hace ya tiempo que se produjo el “sorpasso” de las mujeres dentistas sobre los hombres, siendo actualmente la proporción en Granada de 6 a 4. Y la tendencia es a que se acentúe aún más el perfil femenino a medio plazo.
Significativo también es que la tasa de dentistas sea ya de más de un dentista cada 1.000 habitantes, cuando lo que aconseja la OMS es uno cada 2.000 habitantes.
Y en tercer lugar destacar cómo un fenómeno que era testimonial hace unos años, la emigración hacia otros países, sube claramente en porcentaje. Y especialmente significativo que la tasa de retorno es muy baja, probablemente por las mejores condiciones que encuentran fuera.
-¿Cómo definiría la odontología del futuro?
Sin lugar a dudas como una Odontología 3D, tanto en sus aspectos diagnósticos como terapéuticos. Pero la digitalización de la Odontología, por sí sola, no es ni buena ni mala. Lo importante no es tanto que sea 3D o deje de serlo, sino que el profesional tenga una formación suficiente y una ética profesional rigurosa.
En este sentido puedo destacar, como ortodoncista que soy, que 31 sociedades ortodóncicas europeas de 25 países diferentes hayan consensuado una declaración conjunta contra el tratamiento a distancia de las maloclusiones dentarias. Es esta una forma de Odontología 3D llevada al límite, en la que el paciente contacta por redes sociales con una empresa y recibe sus alineadores ortodóncicos por correo y en la que los controles profesionales son inexistentes o se reducen a niveles testimoniales. Esa es una Odontología 3D, pero no es una Odontología racional ni profesional. ¡Qué menos que ponerle cara, nombre y apellidos al profesional responsable último de tu tratamiento!