Los órganos del oído interno actúan sobre el flujo sanguíneo cerebral

Los órganos del oído interno tienen un efecto directo sobre el flujo sanguíneo cerebral, de forma independiente de la presión sanguínea y los niveles de dióxido de carbono en la sangre, según un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard en Estados Unidos que se publica en la revista ‘BioMed Central Neuroscience’. En el trabajo se utilizaron una serie de experimentos de fuerza centrífuga en humanos para investigar los efectos de la estimulación de los otolitos y los canales semicirculares sobre la respuesta cerebrovascular.

Los científicos, dirigidos por Jorge Serrador, trabajaron con científicos de la Nasa para realizar las prueba. Según señala Serrador, «aunque se ha documentado el papel del sistema vestibular en la respuesta autonómica a la posición, este es el primer estudio en demostrar un efecto directo de la estimulación del otolito sobre el flujo sanguíneo cerebral».

Los investigadores estimularon los órganos vestibulares de 25 personas sanas al moverlas del derecho y del revés y al desplazarlos en una máquina centrífuga. Los cambios en la velocidad del flujo cerebral eran dependientes de la frecuencia de la estimulación vestibular y se oponían a los cambios en la presión sanguínea y no estaban asociados a los cambios en la finalización de la marea de dióxido de carbono.

Según señala Serrador, el mantenerse de pie sitúa la cabeza por encima del corazón y por ello hace más difícil proporcionar el flujo sanguíneo al cerebro. La existencia de una conexión entre los otolitos, que nos dice que estamos de pie, y la cerebrovasculatura podría ser parte de la adaptación que nos permite mantener nuestro flujo sanguíneo cerebral cuando estamos de pie».

Serrador apunta que esta conexión podría explicar el reducido flujo cerebral en algunas personas. Así, el envejecimiento está asociado con la pérdida vestibular que podría contribuir a disminuciones en el flujo cerebral global.

«De forma similar, los pacientes con intolerancia ortostática podrían tener un defecto vestibular subyacente que exacerba la hipoperfusión cerebral cuando están de piel. El conocimiento conseguido a través de este estudio podría conducir a nuevas opciones de tratamiento para estas condiciones», concluye Serrador

 

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