El ritmo de vida acelerado que llevamos, la constante sobreestimulación la que sometemos a nuestros sentidos y la tensión nuestras actividades hacen que nuestro organismo se vuelva frágil y vulnerable a determinados trastornos.
Así, expertos médicos coinciden en que este estilo de vida puede llegar a causar insomnio, hipertensión, dolor de cabeza, contracturas musculares en la espalda (la espalda es 10 veces más sensible que el resto del zonas a sufrir dolencias), etc. En casos extremos, el estrés puede llevarnos al agotamiento, trastornos de ansiedad e incluso depresión.
Para manejar esta la tensión general necesitamos «llevar las riendas» de nuestro cuerpo, ser capaces de manejarlo en buena dirección. Una de las maneras más efectivas de controlar el estrés es el entrenamiento en RELAJACIÓN.
Inicios de las técnicas de relajación. Una breve historia
La mayor parte de técnicas de relajación que se utilizan en la actualidad se basan en dos desarrolladas a principios del siglo XX: La relajación muscular progresiva (RMP) (Jacobson, 1938) y el Entrenamiento Autógeno (EA) (Schultz, 1931). Las dos se centran, en dos de las principales funciones de la relajación: el descenso de la tensión muscular y la sugestión y control mental.
Después se desarrollaron otros procedimientos también eficaces y más sencillos que hacen que se domine antes esta habilidad. ¿Pero en que consisten básicamente estas dos actividades?
1- La relajación muscular progresiva: Consiste en ir centrando la atención de todo nuestro cuerpo en la tensión-relajación voluntaria de grupos musculares. Sobre todo se trata de ir notando el contraste de sensación.
2- Entrenamiento Autógeno: Ya en la antigüedad eran conocidos los métodos de relajación y autosugestión como el Yoga en la India o la meditación Zen en Japón, que provienen del budismo. Con el entrenamiento autógeno la técnica es aplicable independientemente del entorno cultural y de la ideología. La base consiste en practicar ejercicios consisten en centrar la mente en fórmulas cortas y repetitivas y, al mismo tiempo, intentar imaginar, dentro de lo posible, de forma intensa lo que sugieren. El entrenamiento autógeno es enseñado normalmente en grupos guiados por un psicólogo, médico u otra persona debidamente preparada y se divide en dos partes: el nivel básico y el avanzado.
De la teoría a la práctica.
La relajación como ya hemos indicado en varias ocasiones, ya sea practicada por un método u otro requiere un entrenamiento, para que pueda ser aprendida. Ningún método es mejor que otro, pero se necesitan unas indicaciones y pautas, que deben ser dadas por profesionales de la materia. Si nos es imposible encontrar un experto existen audios para comenzar nuestro aprendizaje.
Entonces es recomendable disponer de un rato al día, cualquier momento puede ser válido. Debemos utilizar ropa que no apriete y no impida la respiración profunda, situarnos en un lugar tranquilo, sin ruidos ni interrupciones. Cuidar la postura también es importante, un sillón cómodo, o en nuestra propia cama tumbados, pues esta última posición es la señalada como óptima sobre todo para principiantes. En cualquiera de las posturas siempre con los ojos cerrados y practicando siempre la respiración como parte de la relajación. Una vez situados, los expertos recomiendan que se lleven a cabo ejercicios de preparación: prepararnos para la respiración, fijar la atención en algún objeto de nuestro entorno y estudiarlo minuciosamente, color, forma, la manera de darle la luz, etc.
¿Para que sirve realmente? Beneficios de la relajación
Las utilidades de la práctica de la relajación son muchas y variadas, así enumeraremos los siguientes:
• Mejora de la capacidad pulmonar, al trabajar la respiración.
• Se logra una óptima frecuencia e intensidad latido cardíaco, gracias a la bajada en la producción de hormonas que provoca el estrés.
• Baja la presión arterial.
• Existen evidencias de beneficios para personas que padecen determinadas afecciones gastrointestinales.
• Sirve para manejar el dolor, por ejemplo los dolores de espalda, o dolores de cabeza, ya sean crónicos o debidos a tensiones circunstanciales.
• En los llamados trastornos de ansiedad, las técnicas de relajación forman parte de las terapias llevadas a cabo por equipos de psicólogos.
• Las mejoras no se ciñen a una mera dimensión fisiológica, y podríamos enumerar cambios en la atención, la memoria, la concentración y el aprendizaje.
Pueden parecernos increíble a priori que los beneficios sean los expuestos, pero el conseguir el control de nuestro cuerpo y nuestra mente, nos permite tomarnos las situaciones de de otra manera, mejorando así nuestra calidad de vida.