Fumar en el coche crea una tasa de polución por partículas finas tres veces superior a la tasa máxima fijada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para un aire interior de calidad.
Dicho nivel puede afectar la salud de los niños pasajeros, destacan los autores de un estudio, dirigido por el doctor Sean Semple, de la Universidad de Aberdeen (Escocia) y publicado por la revista ‘Tobacco Control’, que forma parte del grupo Bristish Medical Journal.
El estudio, realizado en el Reino Unido, se basó en 83 trayectos en coche, de una duración media de 27 minutos. Del total de viajes, 34 fueron hechos por no fumadores. En los trayectos de fumadores, la tasa de partículas finas alcanzó una media de 85 microgramos/m3, diez veces más que el nivel observado en los trayectos de no fumadores (7,4 µg/m3 de media).
La OMS ha fijado su umbral medio de concentración de partículas finas en un máximo de 25 µg/m3 para un aire interior de calidad. El aumento de la tasa de partículas finas en el aire es un factor de riesgo para diversas enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como para el cáncer de pulmón.
El tabaquismo pasivo causa numerosos problemas de salud en los niños, como la muerte súbita, el asma, complicaciones respiratorias y patologías del oído, destaca el doctor Sean Semple. «Los niños, explica, son los más expuestos al riesgo porque tienen una frecuencia respiratoria más rápida y un sistema inmunitario menos desarrollado, y no pueden alejarse de la fuente (de tabaquismo) ya estén en casa o en un coche».
En este sentido, los autores del estudio manifiestan su apoyo a la propuesta de prohibir el tabaco en los coches, presentada en 2010 por el Royal College of Physicians, organismo que representa a más de 20.000 médicos y asesora al gobierno británico. Varios países como Canadá, Estados Unidos, Australia, Chipre y Sudáfrica ya han adoptado leyes para prohibir fumar en el coche cuando hay niños a bordo.