El síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL) se define como «la muerte repentina de un niño menor de un año de edad sin causas aparentes y a la cual no se le encuentra explicación». Esta es la primera causa de muerte en niños de más de un mes y menos de un año en los países desarrollados.
El SMSL puede aparecer en cualquier bebé sano durante los primeros meses de vida, aunque suele producirse con más frecuencia entre el segundo y el sexto mes, edad que tienen 8 de cada 10 víctimas de este síndrome. Además, siempre tiene lugar mientras el niño duerme, aumentando el número de casos durante los meses más húmedos y fríos.
La muerte súbita del lactante nunca puede confundirse con la muerte súbita del adulto, ya que no tienen nada que ver. En el caso del lactante el fallecimiento se produce sin padecer el bebé ningún tipo de anomalía, ni en el corazón ni en el resto de órganos. En cambio, los adultos pueden fallecer súbitamente realizando cualquier actividad por padecer, sin saberlo, cualquier tipo de anomalía en el corazón que les impida que la sangre llegue correctamente a todos los tejidos.
Aunque se han realizado innumerables investigaciones al respecto, las causas que provocan estas muertes siguen siendo un misterio. Entre las últimas hipótesis, se baraja la posibilidad de deberse a un trastorno en la secreción de serotonina en el tronco cerebral, una sustancia química producida por el cuerpo humano que actúa como neurotransmisor, lo que impediría a la persona afectada organizar, automatizar y permitir la respiración con normalidad. No obstante, ni este ni ninguna otra hipótesis ha sido confirmada aún.
Entre los posibles afectados por este síndrome, existen tres grupos de lactantes que se exponen a un mayor riesgo de sufrirlo: Bebés prematuros y con bajo peso; especialmente los que padecen apneas del sueño o pausas muy prolongadas sin respirar o los que sufren displasia broncopulmonar; los gemelos de una víctima de este síndrome o sus hermanos posteriores; y los lactantes cuya apnea sea desconocida o tengan un episodio aparentemente letal, caracterizado por una sensación de ausencia de respiración, cambios en el color de la piel y pérdida de fuerza. De igual modo, también tendrán más riesgo de padecer este síndrome los hijos de madres fumadoras o consumidoras de cualquier otra droga.
¿Se puede prevenir?
A pesar de no conocerse la causa, por estadística se han establecido una serie de actuaciones que disminuyen considerablemente las posibilidades de que se produzca este letal síndrome.
1. Colocar al bebé boca arriba.
2. Evitar el humo del tabaco.
3. No favorecer al sobrecalentamiento del niño. El mejor lugar para dormir es su cuna y sin cubrir la cabeza con mantas.
4. Potenciar la lactancia materna.
5. Usar chupete puede ser un factor preventivo, según algunas investigaciones.
6. Monitorizar las constantes del niño con un monitor de apnea.
Los equipos de monitorización del SMSL que Oximesa suministra en el domicilio de los pacientes están dirigidos a niños con un riesgo elevado, principalmente los tres grupos mencionados anteriormente, que cuenten con prescripción médica. Este sistema controla las constantes del niño y dispara una alarma en cuanto éstas se alejen de la normalidad. Posteriormente, gracias a la activación del monitor, los padres pueden realizar las maniobras de estimulación indicadas.
Además de instalar el monitor, el personal especializado de Oximesa instruye al paciente en el manejo del dispositivo, le advierte de las precauciones a seguir, le informa sobre el servicio de atención permanente en su provincia y verifica el total entendimiento por parte de los padres o tutores del niño respecto a la utilización y recomendaciones de higiene del equipo.