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El tabaco, un peligro para la infancia

En líneas generales sí, si los niños están muy expuestos al humo del tabaco, aunque dependerá del ambiente del niño, sobre todo cuando los fumadores son los padres y/o los familiares directos, según la dra. Ana Pérez Aragón, miembro de Saluspot y especialista acreditada en neumología pediátrica 

Teniendo en cuenta que se mantiene o se estabiliza la tendencia decreciente iniciada desde el año 2004 del tabaquismo, esto también incide en la exposición al humo del tabaco, dado que también se mantienen las prohibiciones en lugares públicos, con lo que el menor, igualmente, se ha beneficiado de una menor exposición.

Riesgos del tabaco para la salud de los niños:

– Durante la gestación, el tabaquismo activo y pasivo se asocia con el retraso del crecimiento del feto, bajo peso al nacer, mayor riesgo de muerte súbita del lactante y mayor riesgo de presentar asma en la infancia, sibilancias y disminución de la función pulmonar.

– Altera el desarrollo pulmonar y el nivel de la función pulmonar máxima.

– Afecta negativamente al estado físico, tanto a la capacidad como a la resistencia física. Esto se traduce en una menor resistencia en el ámbito deportivo y en el deporte en equipo.

 -Aumenta la frecuencia y la severidad de los procesos respiratorios, dado que el tabaco es un claro factor de riesgo para desarrollar neumonías y tuberculosis. El hábito de fumar y la propia exposición al humo ambiental del tabaco, puede aumentar el riesgo de infección bacteriana por tres mecanismos generales: cambios fisiológicos y estructurales inducidos por el tabaco en los seres humanos, aumento de la virulencia bacteriana y desregulación de la función inmune. 

– Mayor incidencia de asma e hiperreactividad bronquial.

– Mayor probabilidad de adicción e incidencia en el consumo de otras drogas en la adolescencia. Como demuestran los estudios, son mayores consumidores de alcohol, marihuana y cocaína, entre otras. 

– Mayor incidencia de problemas mentales subyacentes, como la depresión y los trastornos de la personalidad. Pero, quizás, una de las más adversas consecuencias es la acción de la nicotina en el cerebro del adolescente que, aún no plenamente desarrollado en esa época de la vida, actúa directamente sobre las áreas cerebrales involucradas en los procesos emocionales y cognitivos, especialmente en el córtex prefrontal. 

– Déficits de atención, aumentando el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos y alteraciones cognitivas posteriormente durante su vida. 

Es, por lo tanto, fundamental para el control del tabaquismo, el empleo de medidas educacionales con apoyo profesional y tratamientos farmacológicos y no farmacológicos en edades críticas, en nuestro caso adolescencia y preadolescencia. 

Entre ellas, destacan el abandono del tabaco y la evitación a la exposición del humo ambiental, fomentando un ambiente saludable y trabajando en la descontaminación ambiental con la creación de modelos industriales saludables.

 

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