Las bondades del sueño se multiplican si es un sueño realmente reparador. La clave para conseguirlo se encuentra en adoptar unas rutinas adecuadas que nos permitan tener una adecuada higiene del sueño. Además las condiciones de nuestros equipos de descanso, son imprescindibles para que se de un buen descanso.
El sueño cumple una función primordialmente restauradora, de la que se ven beneficiados diferentes procesos fisiológicos de nuestro organismo. Las células se reparan, los tejidos se renuevan y nuestro cerebro consolida los recuerdos, desechando la información que ha almacenado y que finalmente no es útil, por lo que puede afirmarse con certeza que el sueño es muy importante para el aprendizaje y la memoria.
Dormir, una necesidad vital y clave para el proceso de aprendizaje
Durante el día, los sentidos captan información novedosa del medio que nos rodea, y éste input se almacena temporalmente en el hipocampo. Mientras dormimos, ésta se reactiva (durante la fase de ondas lentas), proceso que supondría una transferencia de la recién codificada información, hacia otras áreas cerebrales, donde los recuerdos se integran al conocimiento existente; así se estructuran nuevas representaciones mentales y se facilita el acceso a nuevas ideas. Después de estas operaciones mentales, lo aprendido está listo para ser utilizado cuando nos despertamos.
Mientras dormimos…
Podemos encontrar lo que perdimos: Dormir bien, puede hacer que recordemos al despertar donde se encuentra un objeto que perdimos el día anterior. O al menos así lo interpretaron investigadores de la Northwestern University de Illinois, después de llevar a cabo un estudio. En este, tras dormir, se instaba a los participantes a localizar la posición de diferentes iconos en una pantalla de un pc. Sorprendentemente la tasa de recuerdo fue muy elevada tras una siestecita reparadora.
Nuestra creatividad a flor de piel: Mientras dormimos, se relacionan conocimientos nuevos, con estructuras ya consolidadas, dando lugar a nuevas líneas en las que discurrir y encontrando solución a problemas que no habíamos sido capaces de resolver.
Lección dormida, lección aprendida: Durante el sueño, además de fijarse los contenidos a la memoria en la dirección que anteriormente hemos señalado, se producen menos interferencias que nos puedan hacer olvidar lo retenido durante el día. Además, el proceso mediante el cual la memoria se va debilitando, parece ser más lento durante el sueño.
Aprendemos mejor idiomas extranjeros: Parece ser que escuchar mientras dormimos grabaciones con palabras de idiomas extranjeros, previamente hemos aprendido, facilita su reconocimiento y reproducción al día siguiente.