Expertos reunidos este martes en Granada, en el marco del XL Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), han advertido de que el síndrome metabólico «se ha instalado como una tendencia creciente en la sociedad en las últimas décadas», por lo que alertan de que «se espera que la propensión sea creciente en los próximos años».
En concreto, el síndrome metabólico es un conjunto de factores que ponen en riesgo al paciente de desarrollar una enfermedad cardiaca y diabetes. Estos cuadros son la hipertensión arterial, el aumento de los niveles de azúcar, los niveles sanguíneos elevados de triglicéridos, los bajos niveles sanguíneos de colesterol HDL y el exceso de grasa alrededor de la cintura.
En este sentido, el presidente de la SEN, Alberto Martínez, ha precisado que «la principal causa del origen del síndrome metabólico está en relación con la obesidad, sobre todo la que llamamos abdominal, y con factores genéticos y ambientales, como la dieta hipercalórica y el sedentarismo».
Además, ha explicado que la presencia del síndrome es variable en las diversas regiones de España y que su incidencia «varía con la edad, aumentando en las personas de entre 50 y 70 años, donde alcanza un porcentaje de entre el 40 y el 45 por ciento, y siendo más frecuente en los varones de edad entre 40 y 50 años y en las mujeres por encima de los 70 años».
A medida que aumentan los factores relacionados con el síndrome metabólico -la obesidad, la hipertensión y la diabetes tipo 2-, se incrementan también las posibilidades de padecer un enfermedad renal crónica, de tal manera que, con un factor presente, el riesgo del paciente de sufrir esta patología aumenta un 13 por ciento.
Con la suma de los factores que propician el síndrome metabólico, el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular se incrementa de manera gradual. Así, presentar dos de esos factores incrementa la posibilidad hasta un 53 por ciento. Padecer tres lo eleva al 75 por ciento y el hecho de diagnosticar los cinco factores indicadores del síndrome coincide con una ERC en un 145 por ciento de los casos.
Según este experto, el método más eficaz para hacer frente a estas enfermedades pasa por combatir la obesidad, especialmente la central o abdominal, con un estilo de vida sano, que incluya el ejercicio moderado y una alimentación adecuada. De la misma manera, aboga por un control adecuado de la presión arterial, de los lípidos, del azúcar en sangre.
Nueva diana terapéutica para pacientes diabéticos
En este mismo congreso también se ha dado a conocer, por otra parte, el trabajo realizado por investigadores de la Fundación Jiménez Díaz y la Universidad Autónoma de Madrid, que han demostrado la validez de una nueva diana terapéutica para prevenir la enfermedad renal en pacientes diabéticos.
El funcionamiento de la diana ha sido presentado por el doctor Jesús Egido, jefe del Servicio de Nefrología de la Fundación Jiménez Díaz, en el marco del Simposio sobre ‘Nuevas dianas terapéuticas en la enfermedad renal’.
El doctor Egido, coautor del estudio, ha explicado que las enfermedades renales tienen enormes implicaciones socioeconómicas en el mundo occidental. «Muchas de esas circunstancias no tienen tratamiento específico más allá del control de la tensión arterial y la hipercolesterolemia, o la glucemia en el caso de los diabéticos».
La diabetes y la hipertensión constituyen las dos causas mas comunes de daño renal y, por tanto, de entrada en programas de diálisis y transplante.
En los últimos años se está prestando especial atención a los mecanismos celulares y moleculares de la inflamación y la fibrosis renal. En el proceso de daño que se produce en este órgano, se activan una serie de señales intracelulares que son las responsables, en último lugar, de la pérdida de función renal. Entre estas señales, la vía JAK/STAT juega un papel importante, sobre todo en la nefropatía diabética.
En este contexto, se han llevado a cabo los estudios encabezados por los doctores y profesores de la Universidad Autónoma Carmen Gómez-Guerrero y Jesús Egido en la Fundación Jiménez Díaz, que han sido publicados recientemente en la revista Journal American Society of Nephrology 2010 y han demostrado que la sobreexpresión a nivel renal de proteínas (como las SOCS), que interfieren con la activación de las proteínas JAK, pueden tener valor terapéutico.
En un modelo de nefropatía diabética experimental en ratas, la administración de las proteínas recombinantes SOCS1 y SOCS3 mediante adenovirus ha disminuido de manera significativa las lesiones renales asociadas a la diabetes, como la proteinuria, la inflamación y la fibrosis.
«Aunque son precisos estudios adicionales, estos resultados abren nuevas vías potenciales para evitar el daño renal en una enfermedad tan común como la diabetes», ha avanzado Egido.
Cerca de un tercio de las personas con diabetes pueden desarrollar insuficiencia renal crónica, siendo determinados grupos más proclives a presentarla. Así, el porcentaje de afectados aumenta de manera considerable en personas de edad avanzada -65 años en adelante-, con presión arterial alta y con familiares que la padecen.