El asma es una enfermedad crónica compleja con una gran variabilidad y que provoca un enorme impacto, no sólo en los pacientes que la padecen sino también en sus familias y en la sociedad en general. La enfermedad además afecta a un diez por ciento de población infantil. La rehabilitación es una herramienta eficaz para el control de la enfermedad. Frente a esa evidencia, otros números explican el desajuste habido en el tratamiento del asma. Así, The National Asthma Campaign observó que el 30% de los pacientes asmáticos controlados realizaban ejercicios respiratorios.
Los expertos en la materia resaltan la importancia de la creación de “Unidades” multidisciplinarias de valoración y tratamiento global de pacientes asmáticos, algo que ayudaría a un mejor manejo del paciente asmático, así como al control de su enfermedad.
La primera pregunta que ha de hacerse al revisar la bibliografía científica es ¿qué son los ejercicios respiratorios? La propia bibliografía informa que los ejercicios respiratorios tienen numerosas interpretaciones, según la naturaleza de la terapia, el terapeuta y la cultura. Los sujetos ingresados tras una crisis asmática debieran beneficiarse de las técnicas de fisioterapia respiratoria que precisen según la indicación. Pero ¿han de hacer tratamiento en fases de intercrisis para mejorar el control de su enfermedad?”. El debate está abierto.
LA REHABILITACIÓN
El médico rehabilitador describe cómo existen artículos en donde los ejercicios basados en la fisioterapia para modificar el patrón respiratorio mejoran la calidad de vida de los pacientes y disminuyen el uso de broncodilatadores. Tras un exhaustivo análisis se ha llegado a la conclusión de que en general, los beneficios de los ejercicios respiratorios se encontraron aislados en las diferentes medidas de resultado de los estudios. Una revisión de los estudios científicos realizados aclara que no pueden extraerse conclusiones sobre el uso de los ejercicios respiratorios para el asma en la práctica clínica. No obstante, las tendencias a la mejora son alentadoras, y por tanto se deberían realizar estudios mejorando la metodología.
Recientemente, Thomas M. y Cols. diseñaron un estudio randomizado, prospectivo y simple ciego donde compararon en dos grupos los efectos de tres sesiones, en uno de los cuales se realizaban ejercicios respiratorios con un fisioterapeuta y en el otro educación sobre el asma con una enfermera. La variable principal de trabajo fue el Asthma Quality of Life Questionnaire (AQLQ), y las variables secundarias que se incluyeron fueron la espirometría, hiperrespuesta bronquial, óxido nítrico inhalado, cuenta de eosinófilos en esputo inducido, el Asthma Control Questionnaire (ACQ), Hospital Anxiety and Depresión ( HAD) y Nijmegen questionnaire. Al mes de la intervención los resultados eran similares en los dos grupos. No obstante a los seis meses había unas diferencias significativas a favor del grupo de ejercicios respiratorios en las puntaciones en el AQLQ, HAD ansiedad, HAD depresión, Nijmegen questionnaire y tendencia a la mejoría en el ACQ sin ser significativa. En el resto de variables no se encontraron diferencias ni al mes ni a los seis meses. Los autores concluyen que los ejercicios respiratorios mejoran la calidad de vida de los pacientes, pero no modifican las variables específicas de la enfermedad.