El Centro de Investigaciones Biomédicas en Red en Salud Mental (CIBERSAM), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, ha editado dos guías dirigidas a adolescentes, familiares y responsables clínicos para mejorar la calidad de vida de los menores afectados por trastornos psicóticos, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
El director científico del CIBERSAM, el doctor César Arango, presentó ayer estos dos documentos con los que se pretende dar respuesta al cerca de millón de personas que sufre trastornos psicóticos en España, un problema que comienza en edades tempranas de la vida. Estos dos documentos son la guía ‘Piensa’ para adolescentes y familias que quieren entender y afrontar la psicosis, y la guía clínica y terapéutica para primeros episodios psicóticos en la infancia y adolescencia.
De lo que se trata, según ha señalado el doctor Arango, jefe de Servicio de Psiquiatría del niño y del adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, es de «cómo reducir la discapacidad y el coste asociado personal y de sufrimiento familiar», una vez que aparece el primer episodio psicótico. Y el pronóstico después de este depende mucho de varios factores, entre ellos de la tensión emocional que el menor encuentre en la familia y de cómo se interpreten los síntomas porque en muchas ocasiones, cuando un adolescente sufre un trastorno psicótico, los profesores o la familia, por desconocimiento, le culpabilizan de lo que son síntomas de la patología.
«Un adolescente que tiene una esquizofrenia o un trastorno bipolar puede estar todo el día tumbado en el sofá y encima le acusamos de que es un vago, porque no comprendemos que es un síntoma de la enfermedad… Cuando alguien tiene una artritis y le duele una articulación no le decimos es culpa tuya», explica este experto. Los psiquiatras han constatado que lo que llaman «emoción expresada» de la familia es un factor clave para el pronóstico, «el que sea una familia comprensiva que busca información, que intenta entender por qué suceden las cosas. Así hay menos recaídas y el pronóstico es mejor”. A pesar de todo, el cumplimiento terapéutico también es decisivo, que el menor vaya a psicoterapia, que tome su medicación, y que los padres también lo entiendan.
Los trastornos psicóticos se manifiestan con brotes. Son la vía final de expresión común de que algo ha sucedido mal en el cerebro, bien por factores genéticos, biológicos, ambientales o por la combinación de ambos, según el especialista. «Es el resultado de un fracaso en la maduración del sistema nervioso central«, precisa. La inmensa mayoría de las personas que han tenido un episodio psicótico han sufrido años antes torpeza motora, dificultades en la relación social con los compañeros en clase, un desarrollo académico más bajo que la media.
«Esas son manifestaciones útiles de que el cerebro se está desarrollando de forma anómala, y -agrega- cuando sobre eso colocamos un factor precipitante como cannabis o estrés, el cerebro, que ya estaba funcionando al límite, se descompensa y aparecen síntomas como delirios, ciertos pensamientos erróneos, alucinaciones, se escuchan voces o se ven cosas que no existen». Son trastornos del neurodesarrollo, que según señala el psiquiatra, se van gestando desde el momento de la concepción.