El tabaco contiene más de 4.000 sustancias químicas de las que al menos 60 son cancerígenas. Por ello fumar tiene una serie de efectos muy negativos para la salud de las personas. El tabaco incrementa el riesgo de sufrir cáncer (de pulmón principalmente pero también de otros tipos), enfermedades pulmonares como EPOC, enfermedades coronarias, ictus, infarto de miocardio, hipertensión y ateroesclerosis. Además afecta a la fertilidad, puede causar problemas en el embarazo y en los nacidos de madres fumadoras, envejece la piel y provoca halitosis y enfermedad periodontal
Según el Ministerio de Sanidad, en España mueren cada año más de 60.000 personas a causa de enfermedades provocadas por el consumo del tabaco, lo que equivale a más de 160 defunciones diarias. Aunque dejar de fumar no es fácil, conseguirlo resulta muy beneficioso, pues en 15 o 20 años el cuerpo del fumador está tan sano como si nunca hubiera probado el tabaco.
Cómo reacciona el cuerpo tras dejar de fumar
Dejar de fumar tiene una serie de efectos muy positivos en la salud, algunos de los cuales tienen lugar apenas unas horas o días después de empezar a hacerlo:
- A los 20 minutos: disminuye la presión arterial y el ritmo cardíaco y la circulación de la sangre empieza a mejorar.
- A las 12 horas: el cuerpo se limpia del exceso de monóxido de carbono que contiene el tabaco. Sus niveles vuelven a la normalidad y aumentan los de oxígeno en sangre.
- A las 24 horas: sigue reduciéndose la presión arterial, disminuyendo el riesgo de enfermedad cardíaca. Los niveles de oxígeno habrán aumentado, lo que facilita el ejercicio y la actividad física.
- A los dos o tres días: comienza a recuperarse progresivamente el sentido del olfato y el gusto. El cuerpo tarda unos 3 o 4 días en eliminar la nicotina y sus derivados, momento en el que puede comenzar el mal humor, la irritabilidad y los dolores de cabeza causados por la abstinencia. Por el contrario, otros compuestos del tabaco como el alquitrán se acumulan en los pulmones y pueden tardar años en desaparecer.
- Entre uno y tres meses después: empieza a mejorar la función pulmonar. A medida que los pulmones se curan y mejora la capacidad pulmonar, disminuye la tos, la congestión nasal, la fatiga y la sensación de falta de aire. Estas mejoras pueden aparecer incluso dos semanas después de haber dejado el tabaco, junto con una mayor hidratación de la piel. A los dos meses aproximadamente, los cilios del árbol bronquial vuelven a impedir la entrada de gérmenes, lo que disminuye las infecciones respiratorias. Aumenta la resistencia atlética y sigue mejorando la circulación.
- A los seis meses: la circulación y la función respiratoria ya están en buen estado. Además, prácticamente desaparece la dependencia psíquica.
- 1 año después: el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular disminuye a la mitad.
- Después de cinco años: El riesgo de padecer cánceres de boca, garganta, esófago y vejiga se reduce a la mitad. Las arterias y los vasos sanguíneos comienzan a ensancharse de nuevo después de haber sido estrechados por las toxinas del tabaco. Esto disminuye el riesgo de accidente cerebrovascular. De hecho, entre 5 y 15 años después de dejar de fumar el riesgo de infarto cerebral es el mismo que el de una persona que nunca ha fumado.
- Después de 10 años: el riesgo de sufrir cáncer de pulmón va disminuyendo paulatinamente, y a los 10 años es en torno a un 50% menor. Asimismo, se reduce significativamente el riesgo de padecer cáncer de páncreas y laringe.
- Después de 15 años: el riesgo de sufrir enfermedad coronaria o cáncer de páncreas es el mismo que el de un no fumador.
- Después de 20 años: el riesgo de muerte por causas relacionadas con el tabaquismo es el mismo que el de una persona que nunca ha fumado. No obstante, el riesgo de padecer cáncer de pulmón para los que consumían más de 20 cigarros al día es el doble que para los no fumadores el resto de la vida.
Por tanto, si bien al dejar de fumar puede aparecer ansiedad, irritabilidad, aumento de apetito o desánimo entre otros síntomas de abstinencia, hay que pensar que todas estas molestias son transitorias. Lo importante es enfocarse en los beneficios que el cuerpo va a obtener por conseguirlo.
Si está pensando en dejar de fumar lo mejor es acudir a profesionales que le ayudarán a conseguirlo. En Albéniz Medicina Estética de Granada llevan desde 1998 ayudando a miles de personas a dejar el hábito de fumar. Para ello utilizan termoestimulación, un tratamiento en el que aplican infrarrojos a determinadas terminaciones del cuerpo para reiniciar de forma natural la producción de endorfinas desligadas del hábito tabáquico. Puede encontrarlos en Calle Isaac Albéniz 21, 18012, Granada.