La gripe es una enfermedad infecciosa aguda de las vías respiratorias causada por un virus. Entre sus características más importantes está su elevada capacidad de transmisión de una persona a otra, lo que origina cada año epidemias durante el invierno.
La transmisión del virus de la gripe se realiza principalmente entre personas a través de la vía aérea. Las gotitas que son originadas al hablar, toser o estornudar por la persona enferma, alcanzan a una persona sin gripe pero capaz de padecerla, provocando que el virus entre por la nariz, garganta o pulmones y comience a multiplicarse. Con mucha menos frecuencia este contagio se puede producir por contacto directo, por ejemplo cuando la persona toca una superficie que contiene el virus de la gripe y posteriormente se toca su nariz o boca. En cualquiera de los dos casos, hay algunas medidas que pueden evitar el contagio.
Cómo prevenir el contagio de gripe
Evitar el contagio de la gripe puede ser complicado, sobre todo cuando se convive con personas que ya están enfermas. No obstante, se pueden tomar algunas medidas para disminuir el riesgo:
- Lo más importante, según los expertos, es lavarse frecuentemente las manos, ya que así se evitará la entrada de los virus por tocar las mucosas después de haber estado en contacto con superficies infectadas. Es recomendable lavarse las manos después de viajar en trasporte público, al llegar de la calle, antes de cocinar y después de trabajar. Si no hay oportunidad de lavarse las manos con agua, es aconsejable llevar un gel desinfectante con alcohol.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura: se debe evitar el exceso de ropa en interiores y abrigarse bien en el exterior.
- Alimentarse bien: una buena alimentación es clave para reforzar las defensas ante la amenaza de los virus y las bacterias. Consumir alimentos ricos en vitaminas A y C (limones, naranjas…) ayudará a reforzar el sistema inmunitario.
- Hacer ejercicio: el deporte incrementa los sistemas de adaptación del organismo al esfuerzo, y uno de ellos es el aumento de las defensas. La práctica habitual del ejercicio ayuda a reforzar el sistema inmunitario.
- Evitar el consumo de alcohol y tabaco: estas sustancias debilitan el sistema inmunitario y bajan las defensas.
En el caso de convivir con personas enfermas, lo más adecuado es:
- Evitar dormir en la misma cama que ellas y, si no hay otra opción, cambiar las sábanas todos los días.
- No compartir platos, cubiertos ni vasos y fregarlos en el lavaplatos.
- Ventilar a menudo las habitaciones para renovar el aire.
- Evitar las muestras de cariño.
- Desinfectar de forma frecuente las superficies para destruir los microbios, especialmente pomos de puertas, lavamanos y tiradores.
Las personas enfermas, por su parte, deben:
- Evitar estornudar sobre la mano y hacerlo sobre la parte interior del codo, para no transmitir los virus al tocar objetos.
- Usar pañuelos de papel y desecharlos inmediatamente.
Conviene recordar que el virus se puede transmitir desde un día antes de empezar con los síntomas hasta siete días después, si bien la capacidad máxima de contagio se da en los tres primeros días desde que empiezan los síntomas. Durante todo este tiempo habrá que seguir con las medidas preventivas.
La importancia de la vacuna
Algunas personas, por su elevado riesgo de sufrir complicaciones en caso de padecer la gripe, deben vacunarse cada año para evitar sufrir la enfermedad. Algunos de estos grupos de riesgo son:
- Personas de más de 65 años.
- Niños y adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares o pulmonares.
- Niños y adultos con enfermedades metabólicas, obesidad mórbida, insuficiencia, renal, asplenia, enfermedades neuromusculares graves e inmunosupresión, entre otras dolencias.
- Mujeres embarazadas.
Además deben vacunarse de la gripe aquellas personas que puedan trasmitir el virus a las que tienen alto riesgo de presentar complicaciones, como trabajadores de centros sanitarios o de instituciones geriátricas.