Investigadores de las universidades de Almería (UAL) y Granada (UMA) han desarrollado un método de producción de alimentos con propiedades beneficiosas destinado a especies acuícolas, según informó la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa. Los expertos han logrado encapsular microorganismos vivos de carácter probiótico, es decir, que ejercen un efecto beneficioso en el pez, entre otras cosas, porque mejoran su sistema inmunológico y, además, incrementan el aprovechamiento de los nutrientes. Con respecto a la «presentación» de estos alimentos, los investigadores de la UAL, bajo la tutela de Francisco Javier Alarcón y María del Carmen Balebona, han creado, según la Consejería, «el primer sistema de encapsulación de microorganismos probióticos para su consumo como complemento alimenticio en acuicultura».
En este sentido, los expertos han desarrollado unas esferas de apenas 2 milímetros de diámetro, visibles para los peces y dentro de las cuales se encuentran los microorganismos que han de servirles de alimento. Así, Alarcón explicó, según recoge la Consejería en una nota, que «hemos elegido el alginato sódico para crear las esferas, ya que constituye una sustancia de naturaleza no tóxica, muy económica y fácil de producir». Los investigadores de la Universidad almeriense han logrado demostrar que las bacterias escogidas para servir de alimento a los peces «se mantienen estables en estas nuevas esferas» y, de hecho, cifran su eficacia en un 90%. Y es que estos microorganismos pueden permanecer vivos en el interior de las esferas «durante más de un mes si se conservan refrigeradas». Asimismo, los expertos han determinado que pueden almacenarse a temperatura ambiente durante un periodo de tiempo «considerable» y manteniendo aún su eficacia al 70%.
Con respecto a otras ventajas de este sistema pionero de encapsulado, desde la Administración andaluza indicaron que «la cantidad diaria de probiótico recomendada se alcanza con un par de dosis y que, al tratarse de macroesferas -con diámetro de dos milímetros- son visibles para los peces, hecho que facilita su ingesta».Asimismo, y «para hacerlas más apetecibles», los investigadores de la UAL han incorporado sustancias olorosas y colorantes, de origen natural, específicas para cada especie de pez.
Los inicios
Francisco Javier Alarcón y María del Carmen Balebona iniciaron su investigación en 2006 y su objetivo era buscar un método para el control de enfermedades en cultivos de lenguado senegalés mediante la incorporación de bacterias probióticas en su alimentación. Tres años después, estos científicos han logrado desarrollar el sistema de encapsulación más adecuado para esos complementos alimenticios, mientras que sus colegas de la UMA han sido los encargados de seleccionar la bacteria más adecuada para introducirla en la cápsula.
Por otro lado, y de forma paralela a este proyecto, este grupo de expertos, mediante el diseño de microcápsulas -de apenas 0″2 milímetros de diámetro- han incorporado bacterias más resistentes a los piensos utilizados hoy día en piscicultura. Su objetivo no es otro que, según la Consejería, «optimizar el aprovechamiento nutritivo de los mismos al tiempo que se aportan nuevos beneficios». Los ensayos realizados demuestran que más del 80% de las bacterias son viables durante su paso por el intestino.
La bacteria más adaptada a la cápsula
Los investigadores de la Universidad de Málaga han seleccionado una bacteria del género Shewanella como la más idónea para conseguir el objetivo final de mejorar el sistema inmunológico de los peces e incrementar su aprovechamiento de los nutrientes de los alimentos.
Asimismo, el método de encapsulado desarrollado por los científicos de la UAL coincide con la primera autorización de la Unión Europea (UE) sobre el uso de un probiótico en acuicultura. Este primer probiótico es una bacteria destinada a la alimentación de salmónidos y crustáceos.