La obesidad y el sobrepeso se presentan como un grave problema de salud pública, teniendo en cuenta los datos de la OMS (Organización Mundial de Salud), que nos informa acerca del cálculo que están barajando en torno al 2015, que revela que aproximadamente exhistirán 2.300 millones de adultos con sobrepeso y más 700 millones con obesidad.
Parece que una de las preocupaciones es la sustancial subida que se ha experimentado en zonas urbanas de rentas medias y bajas, cuando antes habitualmente, estas anomalías estaban más concretas en países con niveles altos de ingresos.
DATOS CONCRETOS
Dividiendo el peso en kilogramos entre el cuadrado de la talla en metros del sujeto, se obtiene el IMC, conocido como índice de masa corporal, el cual no debe sobrepasar el dígito 25, ya que a partir de esa cifra, supone un factor de riesgo añadido en diabetes, enfermedades de tipo cardiovascular o incluso crónicas como la artritis o algunos tipos de cáncer.
La OMS nos indica las siguientes recomendaciones:
– Lograr un equilibrio energético y un peso normal.
– Reducir la ingesta de calorías procedentes de las grasas y cambiar del consumo de grasas saturadas al de grasas insaturadas.
– Aumentar el consumo de alimentos naturales: frutas y verduras, legumbres, hortalizas, granos integrales y frutos secos.
– Reducir la ingesta de azúcares e hidratos de carbono refinados.
– Aumentar la actividad física (al menos 30 minutos de actividad física regular, de intensidad moderada, la mayoría de los días).
Por otro lado, el control eficaz del sobrepeso y el mantenimiento de un cuerpo saludable requieren de un organismo limpio y libre de toxinas, lo cual entraña, en gran parte de las ocasiones, un cambio en la forma de alimentación. Sin embargo, la mayoría de las actuales dietas destinadas a la pérdida de peso, no sólo son absurdas y, en muchos casos, ineficaces, sino que pueden dañar la salud y lo mejor es ponerse en manos de un especialista.