Según los expertos, un 15% de los traumatismos oculares que se producen en España los sufren los niños de 0 a 10 años, porcentaje que se incrementa hasta el 37% en la franja de edad comprendida entre los 11 y los 20 años. La práctica de deportes al aire libre, los juegos y las actividades escolares y extraescolares son la causa principal de que se desencadenen estos accidentes.
Por el tipo de lesión producida, el 90% de los casos afecta al polo anterior del ojo (córnea) y el 10% restante, al polo posterior (retina). En la mayoría de ellos puede implicar una pérdida parcial o total de la visión. Ante esta situación, el sector de la oftalmología presenta soluciones como las monturas flexibles o de policarbonato que, por ejemplo, resisten perfectamente el impacto de un balonazo. O lentes de contacto para niños, un elemento, según los expertos, muy recomendable no sólo por su función correctora, sino porque reduce el riesgo de sufrir lesiones.
Lentillas para bebés
De hecho, hoy por hoy, más de 140.000 niños utilizan ya lentes de contacto y constatan los profesionales que cada vez los pequeños están más familiarizados con ellas. Entre las principales razones que aducen los niños para utilizar lentes de contacto como solución para corregir sus problemas visuales, figuran la práctica de deportes -fútbol, baloncesto, balonmano, gimnasia rítmica o natación, entre otros-, la utilización del ordenador y de las consolas de videojuegos, la estética y poder jugar con otros niños, según datos de un estudio realizado por la compañía CooperVisión.
«No existe una edad cronológica para el uso de elementos correctivos visuales, sino una edad mental y, cuanto antes se inicie la labor de corrección, las posibilidades de éxito aumentan. De hecho, en el caso del uso de lentillas, los bebés y los niños son los mejores pacientes por dos motivos: su ojo presenta una capacidad de adaptación mucho mayor, puesto que tienen más facilidad de lágrima, y no tienen miedo», razona Marisol García Rubio, directora del Centro de Optometría Internacional (COI)
Para los ópticos y optometristas, el ojo de un niño de 8 años es considerado como un ojo adulto mientras que, con 40 años, el ojo es ya es viejo. Por tanto, la labor de prevención se debe iniciar desde la infancia, para que las posibilidades de corrección de las patologías aumenten.
Entre las principales ventajas del uso de lentes de contacto en edades tempranas, se encuentran la mejora de la visión general y binocular, el aumento del campo visual y de la libertad de movimiento y, evidentemente, la eliminación de la «prótesis visible» o gafa. Los únicos inconvenientes se relacionan con la manipulación de las lentes y la higiene, que debe supervisar un adulto.
Por otro lado, los expertos consideran que es imprescindible el uso de lentes de contacto en menores en casos de anisometropía (diferencia de refracción entre los dos ojos), fuertes ametropías, irregularidades corneales, miopías progresivas y cuando los niños practiquen habitualmente una actividad deportiva.
Visión y fracaso escolar
El 33% de los casos de fracaso escolar que se producen en España está relacionado con problemas visuales de los escolares. Esta cifra prácticamente coincide con el 31% de media de abandonos educativos tempranos en España, según datos del Ministerio de Educación.
Ópticos y optometristas señalan que este índice de fracaso escolar puede reducirse si se fomenta una mayor atención por la salud visual. Resulta significativo que sólo el 27,2% de las revisiones que se realizan en España, según un estudio de Visión y Vida, corresponden a menores de entre 5 y 10 años. Los reconocimientos, por tanto, se inician muy tarde. «Un diagnóstico precoz es fundamental para atajar alteraciones como el ojo vago que tienen fácil solución en los primeros años. Por este motivo, aconsejamos a los padres que la primera revisión se realice antes de cumplir doce meses», apunta García Rubio.