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Una vacuna española contra el VIH

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Los resultados son esperanzadores porque se generan tanto anticuerpos como linfocitos. IDEAL
La primera vacuna española destinada a prevenir el virus causante del sida es segura y capaz de generar una respuesta inmunológica en el 90% de los casos.

Según el investigador Mariano Esteban, del Centro Nacional de Biotecnología (dependiente del CSIC), el éxito del tratamiento obedece a que el sistema inmunológico puede quedar entrenado para activar una respuesta ante partículas del VIH y células infectadas de forma duradera. De acuerdo con Esteban, el compuesto, denominado MVA-B, «ha demostrado que es «tan potente o mejor» que las vacunas que actualmente se están estudiando. El hallazgo fue presentado por Esteban, Felipe García, del Hospital Clínic de Barcelona, y Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, del Gregorio Marañón de Madrid, centros donde se llevó cabo el ensayo, que aún se encuentra en fase I (la inicial y destinada a comprobar que la molécula no es dañina).Después de que la sustancia revelara sus efectos protectores frente al virus en ratones y macacos, se dio un paso adelante con la ejecución de un ensayo clínico entre 30 voluntarios sanos, 15 de Madrid y otros 15 de Barcelona.

Los resultados, según los científicos, deben acogerse con prudencia, dado que es prematuro predecir si las defensas inducidas son capaces de prevenir la infección, según destacó el responsable del equipo investigador del Clínic, Felipe García. Por añadidura, la vacuna se ha probado en un número reducido de 30 voluntarios (24 en realidad, ya que seis recibieron un placebo).

 

Como la investigación se halla en estado embrionario, todavía no se puede aseverar que el MVA-B proteja frente al virus causante del sida. Pero sí ha demostrado la seguridad de la vacuna, basada en el subtipo B del VIH (el más frecuente en Europa y América) y que emplea cuatro antígenos, sustancias que desarrollan inmunidad en el organismo. Lo más relevante del ensayo es que las defensas aparecieron en el 95% de los 24 voluntarios que recibieron las tres dosis de la vacuna (a los seis restantes se les procuró un placebo). Una primera dosis se administró al inicio; la segunda, en la cuarta semana; y la tercera, en la décimo sexta semana. Cuando concluyó el estudio, el 85% de los pacientes mantuvo su respuesta inmunitaria al cabo de un año.

Carácter preventivo

A la vista de los resultados, y demostrado el carácter preventivo de la vacuna, los investigadores acometerán en octubre un ensayo clínico con voluntarios infectados con el VIH con el fin de comprobar su eficacia como vacuna terapéutica, es decir, para ver si es capaz de curar.

García sostuvo que la combinación de fármacos antirretrovirales, que han ayudado a que el sida sea una enfermedad crónica, tiene el inconveniente de que es demasiado costosa para los pacientes de África. Por añadidura, se trata de medicamentos que han de tomarse de por vida.

Los promotores del experimento tratan ahora de recabar financiación para llevar a cabo un ensayo en fase II, que no se limitaría a probar su seguridad, sino también su eficacia y la dosis necesaria. Para ello habría que vender la patente de la vacuna, en manos del Centro Nacional de Biotecnología, a un consorcio público-privado en el que participan la Fundación la Caixa y los laboratorios Esteve, que son los que se convertirían en los propietarios del medicamento.

Tailandia

Sin ánimo de crear expectativas infundadas, los investigadores son optimistas. No en vano, la respuesta inmune inducida es seis veces superior a la vacuna que se probó en Tailandia y que llegó a fase III, la única que ha llegado a esta etapa. Los resultados son esperanzadores por dos motivos: por un lado generan anticuerpos y, por otro, aumentan los linfocitos, las células que, como si fueran soldados, se encargan de detectar las sustancias extrañas que se introducen en el organismo y de enviar las señales precisas para destruirlas. El prototipo de Tailandia se experimentó en 16.000 voluntarias, pero obtuvo una eficacia del 31% y una respuesta inmunológica «muy baja», en palabras de Esteban.

La vacuna inocula los antígenos del VIH en el organismo empleando como vector el poxvirus MVA (acrónimo inglés del Virus Modificado de Ankara), la misma modalidad del virus que se utiliza como vacuna de la viruela.

 

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