Los resultados preliminares del estudio que realiza el Grupo Español de Mieloma sobre una nueva terapia para tratar a pacientes con mieloma asintomático son «muy prometedores», con respuesta en el 91 por ciento de los casos, muy buena en el 40 por ciento y con efectos secundarios «realmente bajos».
Así lo ha explicado hoy a Efe la principal investigadora del estudio y profesora el Hospital Universitario de Salamanca, María Victoria Mateos, que acaba de presentar los resultados preliminares de este novedoso tratamiento con lenalidomida y dexametasona en el congreso anual de la Sociedad Americana de Hematología celebrado en Nueva Orleans.
El mieloma es una «enfermedad en la sangre que cursa con la elevación de una proteína» y que suele ir acompañada de síntomas como «anemia, lesiones óseas, insuficiencia renal o calcio muy alto», aunque hay casos en los que esta sintomatología no aparece, por lo que no se trata hasta que no han desarrollado la enfermedad, ha explicado Mateos.
El estudio se ha realizado en 120 pacientes que por sus características tenían alto riesgo de que la enfermedad progresase, de los que a sesenta se les ha dado el nuevo tratamiento y a otros sesenta no.
El objetivo era «ver si con ese tratamiento precoz en los pacientes sin clínica -sintomatología- se retrasa el tiempo hasta la aparición de la enfermedad», con respuesta al tratamiento en el 91 por ciento de los pacientes y muy buena en un 40, sin que en «ninguno» de los tratados «haya progresado la enfermedad».
Por contra, en 16 pacientes de los no tratados con lenalidomida y dexametasona la enfermedad había progresado, ha señalado la investigadora, que ha destacado la importancia de «la tolerancia muy buena del paciente» al nuevo tratamiento con «efectos secundarios realmente bajos».
Los estudios son preliminares aunque «prometedores», ya que en el grupo de los no tratados en diecinueve meses un 50 por ciento ya había progresado la enfermedad, que afecta especialmente a personas de entre 60 y 65 años, con cuatro o cinco casos por cada 100.000 habitantes y año.
Ahora «hay que esperar» y continuar con el seguimiento de los pacientes que han recibido el tratamiento, «mes a mes», para ver como evoluciona en «dos o tres años», ha referido la investigadora.
«Podemos esperar que en un futuro cercano, una vez concluido el estudio y el seguimiento se pueda utilizar esta terapia como tratamiento precoz» para retrasar la progresión de la enfermedad.
Se trata «de buscar una mejor calidad de vida para estos pacientes al evitar la aparición de síntomas como las lesiones óseas», que producen dolor e invalidez, ha resumido la investigadora, satisfecha por los resultados y el alto nivel investigador español en esta enfermedad