Una inyección anticonceptiva destinada al varón ha demostrado su eficacia en un estudio llevado a cabo con más de un millar de personas que se publicará en la edición de junio del Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.
Sólo un uno por ciento de los hombres a los que se administró el anticonceptivo concibieron a una criatura en un período de dos años, lo que se considera un buen resultado. No hay ningún anticonceptivo cien por cien seguro y así cada año aproximadamente un 2 por ciento de las mujeres que toman la píldora se quedan embarazadas.
La inyección de testosterona se probó en un grupo de chinos sanos y fértiles de entre veinte y cuarenta y cinco años, todos los cuales habían sido padres en los dos años anteriores. Sus esposas tenían entre dieciocho y treinta y ocho años y no sufrían ningún problema de infertilidad.
Según el doctor Yu-Qun Gu, del Centro de Investigación Nacional de Planificación Familiar, de Pekín, que dirigió el estudio, el régimen anticonceptivo hormonal puede ser una alternativa nueva y viable para el hombre. Los varones recibieron inyecciones mensuales de 500 miligramos de undecanoato de testosterona en aceite de semilla de té durante un período de dos años y medio.
No se observaron efectos secundarios y la fertilidad de los voluntarios volvió a sus niveles habituales una vez suspendido el tratamiento. Las inyecciones de testosterona reducen los niveles de dos substancias reguladoras del cerebro, la hormona folicoestimulante y la hormona luteinizante o lutropina.
De esa forma se interrumpe la producción de esperma aunque el efecto es reversible: la cuenta de espermatozoides regresó a su nivel normal entre cuatro y seis meses después del fin de las inyecciones. Según el científico que dirigió el estudio, es preciso, sin embargo, seguir las pruebas con especial atención a eventuales problemas cardiovasculares, de próstata o de comportamiento.