Este experto, que ha coordinado el libro ‘Actualizaciones en aspectos básicos y clínicos del envejecimiento y la fragilidad’ de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG), asegura que ambos factores «han disparado los niveles de obesidad en este colectivo», algo preocupante teniendo en cuenta que está previsto que España pase a ser el segundo país más envejecido del mundo en el año 2050, tan sólo por detrás de Japón.
Según informa esta entidad en un comunicado, la obesidad favorece la pérdida de la capacidad funcional de estas personas y hace que aumente el riesgo de padecer eventos cardiovasculares, cáncer y demencia, entre otras patologías. Además, en las personas mayores denominadas «frágiles» puede aparecer la llamada obesidad sarcopénica, reconoce el doctor Rodríguez Mañas, donde confluyen dos condiciones fuertemente asociadas al deterioro funcional como son el exceso de grasa y un déficit de masa muscular.
Según datos extraídos de la publicación «A Hypothesis: The causes of hip fractures», (C.S.R. el Coll ) se estima que entre un 15% y 30% es el número medio de caídas anuales en el target poblacional de los 60 a los 75 años, provocados en su mayoría, por el sobrepeso. Una vez pasada esta franja, el porcentaje aumenta un 5%. El hecho de los problemas cognitivos es otra de las cuasas por las que proliferan este tipo de accidentes, generalmente caseros.
Otro dato curioso es que el 85% de las caídas se producen durante el día de lo que se dilucida que se producen mientras el individuo se mantiene activo. Por otra parte, ya no sólo las consecuencias directas generadas por la sarcopenia, sino como por otras afecciones como osteoporosis, se estima que en torno al 30% de las muertes en el hogar se dan en mayores de 65 años cuya consecuencia directa son este tipo de afecciones físicas, que tienen parte de su explicación en la falta de movilidad y fomento del ejercicio físico.
Como otros desencadenantes se apunta a la morbilidad, los problemas de demencia o la dependencia total. Y es que la sarcopenia suscita una serie de efectos sencudarios principalmente psíquicos debido a que, la falta de movimiento, termina por atrofiar la condición esquelético-muscular. Esto genera estrés y lo que es más grave, limitaciones que suelen terminar en la no querida dependencia.
Solución: ejercicio físico
Para evitar todo ello, este experto aboga por un ejercicio físico continuado, como caminar, lo que constituye una actividad útil para mejorar la salud del corazón, el equilibrio y la masa muscular. A esto hay que unir una dieta saludable, rica en fruta, verdura y fibra, y a la atención médica especializada son algunos de los factores que influyen en el proceso del envejecimiento.
El problema, según lamenta Rodríguez Mañas, es que «el Sistema Nacional de Salud, tal y como está configurado hoy en día, no está preparado para soportar las consecuencias sanitarias de estas cifras», alegando que las personas mayores ocupan el 60% de las estancias hospitalarias y el 45% de las altas se dan a este colectivo.