El estudio, realizado entre 1998 y 2007 con personas mayores de 65 años, muestra por primera vez que ese síndrome severo no tratado correctamente se asocia con un incremento de mortalidad cardiovascular, debido especialmente a accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca. Comparados los participantes en el estudio, se observó que los pacientes con apnea severa sin tratamiento alcanzaron ratios de mortalidad cardiovascular 2,25 superiores a los del grupo control, mientras que en aquellos que seguían un tratamiento correcto disminuía hasta el 0,98.
La apnea del sueño es una patología que se caracteriza por la obstrucción repetida de las vías respiratorias superiores durante el sueño que impide una correcta oxigenación de la sangre. La consecuencia más evidente y conocida es la falta de descanso nocturno que provoca somnolencia diurna aumentado las probabilidad de sufrir o provocar accidentes de tráfico o laborales a corto plazo. A largo plazo, tal y como han demostrado los estudios realizados por Separ, existe una importante relación con otras patologías más graves como hipertensión, insuficiencia cardiaca, ictus y cardiopatía isquémica. En los últimos meses, además, el grupo investigador ha encontrado los primeros indicios sobre una relación entre la apnea del sueño grave y el desarrollo de cáncer.
El tratamiento consiste en dormir con un dispositivo de presión denominado CPAP que proporciona aire continuo a través de una mascarilla e impide que las vías se cierren. Así, el paciente duerme más y mejor y evita la somnolencia diurna y mejoran las patologías asociadas. La apnea afecta a entre un 4 y un 6 por ciento de los varones y a entre un 2 y un 4 por ciento de mujeres en la edad adulta, porcentajes que se elevan hasta el 20 por ciento en los ancianos, ya que su prevalencia aumenta con la edad.