Tecnologías como la robótica y el láser, además de la introducción de cámaras de vídeo HD y del bisturí armónico mejoran cada día el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades, tras haber revolucionado la medicina.
Las tradicionales técnicas de auscultación, palpación o exploración han sido complementadas e incluso sustituidas con estas tecnologías, que han supuesto un «tremendo» avance en la eficacia de la medicina, ha explicado hoy José María Segovia, catedrático de Patología Médica, en las jornadas «Las nuevas tecnologías en medicina», celebradas en la Fundación Ramón Areces. La cirugía oncológica, gracias a la aplicación de estas tecnologías, ha conseguido ser menos «invasiva» con el paciente, lo que supone una menor morbilidad durante la intervención y una mayor calidad de vida postoperatoria, según Carlos Suárez, catedrático de Otorrinolaringología.
La cirugía guiada con imagen, con el uso de cámaras de vídeo HD, permite a los médicos orientarse durante la operación, localizar pequeñas lesiones, y realizar con precisión las acciones pertinentes. En cuanto a la robótica, ya puede acceder a áreas fuera de la línea de visión del médico, ejecutar movimientos «exactos» y eliminar los posibles temblores de las manos del cirujano, que ahora es el encargado de accionar el aparato desde una consola.
De todas formas, Suárez reconoce que estos procedimientos todavía tienen un elevado coste y «muchas» limitaciones: necesitan mejorar para ser más flexibles y contar con instrumental más adecuado. La resonancia magnética, la tomografía axial por computadores (TAC) o la tomografía por emisión de positrones (PET) son otros de los procesos tecnológicos que hoy en día permiten determinar con precisión las afecciones de los pacientes.
Según Segovia, el campo médico está experimentando uno de los mayores avances de los últimos siglos gracias a la genética, ciencia que permitirá que la medina futura sea «predictiva», además de preventiva y curativa. La posibilidad de predecir qué enfermedades desarrollará una persona gracias al estudio de sus genes mejorará no sólo el diagnóstico sino que permitirá un tratamiento «más individualizado y preciso». En oncología, esta medicina genómica es útil ya para detectar los tumores de origen genético -en casos de cáncer de mama o de colón familiar- en fase incipiente y poder intervenir para evitar el desarrollo de la enfermedad, ha detallado Suárez.