En la sociedad actual aprender a relajarse es imprescindible para preservar el bienestar físico y psicológico. Aunque no lo parezca, los niños también sufren el estrés provocado por la familia o la escuela y también se pueden sentir frustrados por el descubrimiento de cosas o emociones que no comprenden. Aprender a relajarse a través de algunas sencillas técnicas puede ser muy beneficioso para ellos.
Beneficios de la relajación
Aprender a relajarse tiene múltiples beneficios para los niños:
- Mejora la calidad de su aprendizaje.
- Aumenta la calidad del sueño.
- Fomenta la concentración y mejora la memoria.
- Disminuye el nivel de ansiedad.
- Ayuda a que, en el futuro, los niños sean capaces de hacer frente a diversas situaciones y adopten distintos puntos de vista.
- Favorece la introspección, el autocontrol de las emociones y el autoconocimiento físico y mental.
- Ayuda a reducir la tensión muscular.
Técnicas de relajación para niños
Existen múltiples técnicas y juegos para que los niños aprendan a relajarse. La elección de uno u otro dependerá de la edad del menor y de sus capacidades.
- Bote de la calma: está pensado para niños a partir de dos años, edad en la que empiezan a tener pequeñas rabietas. Se debe rellenar un frasco con agua, colorante y purpurina de colores. Cuando el niño está enfadado, se le da el frasco para que lo agite y mire cómo la purpurina va cayendo al fondo. La observación de la purpurina que cae lentamente le ayudará a concentrarse y relajarse. Hay que tener cuidado de que el bote esté bien sellado para que el menor no tenga acceso al líquido del interior.
- Técnica del globo: sirve para que los niños aprendan a relajarse a través de la respiración. Hay que pedirle al niño que inspire muy profundo para llenar completamente los pulmones como si fuera un globo. A continuación debe exhalar el aire muy despacio. El ejercicio se debe repetir varias veces seguidas. Esta técnica pueden realizarla los menores a partir de tres años.
- Pintar mandalas: colorear un mandala favorece la relajación, la reflexión, la creatividad y la concentración. Se puede hacer a partir de los 7 años, cuando los nñios ya manejan la motricidad fina.
- Técnica de la tortuga: sirve para que los niños aprendan a manejar las emociones negativas que afloran durante una rabieta. Para realizarla hay que explicarle al niño que cuando las tortugas se sienten amenazadas se meten dentro de su caparazón. A continuación se le enseña a convertirse en tortuga y se le pide que, cuando sienta que no puede controlarse, se meta en su caparazón como si fuera este animal. A la vez que adopta la posición de tortuga el niño deberá respirar profundamente. Esta técnica está recomendada para los niños a partir de 3 años.
- El juego de la semilla: consiste en simular el crecimiento de un árbol. Hay que comenzar de rodillas con la cabeza agachada y los brazos extendidos hacia delante. Al son de una música relajante, el niño se debe ir levantando poco a poco para representar el crecimiento de la semilla. Al final acabará de pie y con los brazos extendidos, simulando ser un gran árbol.
- Relajación progresiva de Jacobson: es una técnica que se basa en la tensión y relajación de diferentes grupos musculares mientras se controla la respiración. Cada grupo se tensa unos segundos y luego se relaja durante el triple de tiempo del que han estado tensados. La tensión y distensión de cada grupo hay que repetirla tres veces. Se debe empezar por los extremos del cuerpo (pies y piernas, luego manos y brazos) para ir hacia el centro (abdomen) y luego a la cabeza. Esta técnica no es adecuada para menores de 7 años, ya que requiere concentración y puede resultar compleja. Para niños puede ser más fácil la relajación de Koeppen, similar a la de Jacobson pero más amena y entendible. En este caso se imaginan diferentes situaciones en las que hay que relajar los músculos: exprimir una naranja, estirar los brazos como un gato, masticar chicle…
- Resistir la risa: consiste en pedir al niño que se quede quieto y mire a otra persona intentando no reírse, mientras que el contrario tiene que hacer todo lo que pueda para que se ría.
- Yoga infantil: los niños a partir de 4 años pueden empezar a aprender yoga, ya que a esta edad tienen la capacidad de controlar ciertos movimientos del cuerpo. Es recomendable buscar un lugar tranquilo y acompañar a los niños en las diferentes posturas. Para que les resulte más interesante se pueden elegir posturas de elementos de la naturaleza y animales. Esta técnica no sólo favorece la relajación sino que también estimula el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad.