¿Eres de los que piensa que sin un café recién levantado no eres nada? Normal, una sensación inmediata de bienestar tras el primer sorbo de café nos invade, ¡ahora sí que estamos listos para empezar el día! Sus efectos fisiológicos se hacen de rogar un poco más, y aunque el lapso es variable (depende de cada persona), normalmente a los 45 minutos se alcanza la máxima concentración en sangre.
Sus supuestos beneficios se dejan notar en nuestro cuerpo durante un largo período de tiempo (concretamente de 2 a 5 horas) ¿Qué ocurre cuando pasa dicho efecto? ¿Necesitas más “gasolina” para la máquina?
¿Qué significa la tolerancia a la cafeína?
Hay personas que no tienen suficiente con una taza de café por la mañana. De hecho, los cafeteros confiesan que ya no se conforman con el café de después de comer y el de media mañana: siempre necesitan más, y lo que es peor, parece que la cafeína ya no hace el mismo efecto.
Ciertos componentes son susceptibles de provocar tolerancia y dependencia, así como síndrome de abstinencia y es bien sabido que la cafeína es uno de ellos, aunque sin alcanzar los niveles de otras sustancias.
Hablaríamos de tolerancia cuando después consumir la misma dosis de una sustancia tras un período de tiempo, esta no hace el mismo efecto que al principio y además, para seguir obteniendo resultados, necesitamos elevar la dosis de consumo.
Efectos que produce la cafeína
La cafeína es una xantina, que podemos encontrar de manera natural en el té, el café, el mate y el guaraná. Su consumo inhibe los receptores de adenosina, implicada según algunos estudios, en el control de los ciclos sueño-vigilia. Además, como estimulante que es, nos hace sentirnos atentos, ágiles y notamos que discurrimos mejor.
¿La cafeína es buena o mala? Los excesos nunca son buenos, y con la cafeína y el café no iba a ser diferente, los efectos de la cafeína y el café son de diversos tipos y la cafeína tiene sus contraindicaciones: cuidado con superar determinadas dosis de café diarias (según los expertos entre 100 y 300 mg de cafeína es un consumo moderado, por encima de 500 mg, fatal), porque nuestro sueño puede verse seriamente afectado, además de sentirnos especialmente nerviosos y excitados.
Consumir más café no es la solución
Quizás estés atajando el problema por donde no corresponde. ¿Tienes mucho sueño cuándo te levantas? Revisa si estas robando horas a tu descanso nocturno y, si es así, beber más café no es la solución a tu estado permanente de modorra.
¿Y si no estás durmiendo tan bien como debieras? Lo ideal es revisar nuestros hábitos y si estamos llevando una adecuada higiene del sueño:
–Rutinas: intenta ir siempre a la misma hora a dormir, y levantarte a la misma hora.
–Controlar el ambiente de descanso: una temperatura e iluminación adecuadas, son fundamentales, además cuida que tu dormitorio sea un lugar solo para dormir.
–Equipo de descanso: revisa el estado de tu cama (colchón, base y almohada). Asegúrate de que te está aportando un descanso de calidad.
–No realizar actividad física dos horas antes de ir a la cama.
–Acostarse inmediatamente después de cenar: es un factor que influye en la calidad de sueño, empeorándola.