El sonambulismo es un trastorno del sueño en el que la persona se levanta y realiza acciones dormida y sin percatarse de ello. Este trastorno es más frecuente en la infancia y suele desaparecer a partir de los 10 años de edad, aunque también puede permanecer e incluso surgir en la edad adulta por distintas causas. Ya que no es grave, generalmente no necesita tratamiento, aunque en ciertas ocasiones puede resultar peligroso tanto para el paciente como para las personas de su alrededor.
Qué es el sonambulismo
El sonambulismo es un trastorno del sueño en el que la persona se levanta y camina o realiza otras acciones mientras duerme sin percatarse de ello. El cerebro durante el episodio de sonambulismo se encuentra despierto sólo parcialmente, de forma que la persona esta semiconsciente.
Los episodios de sonambulismo se suelen producir temprano por la noche, a menudo entre una y dos horas después de quedarse dormido, durante la fase del sueño N3. Los episodios pueden ser muy breves (de unos pocos segundos o minutos) o llegar a durar más de media hora, si bien la mayoría acaban en menos de 10 minutos. Estos episodios se pueden producir con una frecuencia variable.
Síntomas del sonambulismo
Durante un episodio de sonambulismo el afectado actúa como si estuviera despierto y puede realizar diversas actividades complejas: caminar, ir al baño, vestirse… Algunas personas incluso salen a la calle y conducen el coche. Los síntomas más comunes de sonambulismo son:
- Caminar y realizar actividades durante el sueño.
- Confusión y desorientación al despertar.
- Expresión facial ausente.
- No recordar lo que ha pasado al despertar.
- Comportamiento agresivo al ser despertado por otra persona.
- No responder ni comunicarse con otras personas.
- Hablar dormido y decir cosas sin sentido.
- Tener problemas para realizar las tareas durante el día debido a la alteración del sueño.
Causas del sonambulismo
El origen del sonambulismo no está del todo claro, aunque parece tener relación con diferentes causas:
- Privación o interrupciones del sueño.
- Estrés y ansiedad.
- Consumo de alcohol o sustancias estupefacientes.
- Ingesta de algunos medicamentos, como los sedantes o ciertos fármacos para los trastornos psiquiátricos.
- Afecciones como la epilepsia y las convulsiones.
- Enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer.
- Afecciones no diagnosticadas que interfieren en el sueño: síndrome de piernas inquietas, enfermedad por reflujo esofágico, trastornos del sueño caracterizados por patrones anormales de respiración (como la apnea obstructiva del sueño), etc.
- Trastornos mentales.
- Genética: el sonambulismo tiene un componente hereditario que predispone a sufrirlo si los padres tienen antecedentes del mismo.
Tratamiento del sonambulismo
Los episodios de sonambulismo no suelen ser causa de preocupación y normalmente se resuelven solos, por lo que no es necesario recibir un tratamiento específico. No obstante, es recomendable acudir al médico si los episodios son muy frecuentes (dos o más veces por semana o varias ocasiones en una noche), alteran el sueño del paciente o las personas que viven con él, generan cansancio y dificultad para realizar las tareas durante el día o comienzan en la edad adulta. Asimismo, es importante acudir al médico si el paciente realiza actividades que le ponen en peligro a sí mismo o a otras personas.
En caso de requerir atención médica, los tratamientos para el sonambulismo son varios:
- Tranquilizantes de corta duración para disminuir los episodios.
- Ajuste de los medicamentos que puedan estar provocando el sonambulismo.
- Tratamientos específicos para la afección que origina el sonambulismo, en caso de que éste tenga su causa en una enfermedad o trastorno preexistente.
- Terapia psicológica: puede ayudar al paciente a mejorar el sueño, reducir el estrés y relajarse.
Cómo prevenir el sonambulismo
En caso de padecer sonambulismo estos consejos pueden ayudar a prevenir los episodios:
- No consumir alcohol.
- Evitar la privación del sueño y el insomnio, ya que estos factores pueden desencadenar sonambulismo.
- Seguir una adecuada higiene del sueño: preparar la habitación para que sea cómoda y tranquila, respetar unos horarios fijos de sueño, tomar una ducha caliente antes de dormir, evitar la tecnología…
- Controlar el estrés, la ansiedad y los conflictos.
Asimismo, conviene tomar medidas de seguridad para evitar que el paciente se haga daño en caso de tener un episodio de sonambulismo, como cerrar bien las ventanas, bloquear las escaleras, retirar cables eléctricos del suelo o mover muebles para que no tropiece y se caiga. En caso de que un familiar sufra un episodio de sonambulismo, no hay que despertarlo. Si bien esto no es peligroso, puede resultarle demasiado confuso y podría ponerse agresivo. Lo mejor es acompañarlo con cuidado de vuelta a la cama.