Es habitual que en casa, por despiste o exceso de comida, algunos alimentos se pasen de fecha antes de poder consumirlos. Esto, con frecuencia, lleva a muchas personas a deshacerse de ellos sin ni siquiera mirar si están en buen estado. Otras personas, por el contrario, consideran que por unos pocos días no es peligroso tomar un alimento caducado. Esto abre el debate sobre si es negativo para la salud tomar un alimento caducado. ¿Cuándo se debe hacer y cuándo no?
Diferencia entre caducidad y consumo preferente
La clave a la hora de determinar si se debe tomar un producto pasado de fecha o no es el propio etiquetado. Aunque comúnmente se llaman ‘caducados’ a los alimentos que se han pasado de fecha, en realidad es muy importante distinguir entre fecha de caducidad y de consumo preferente.
Según explica la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) la fecha de caducidad se aplica a productos que son muy perecederos y que tienen un riesgo microbiológico, como carnes y pescados crudos y frescos, que duran pocos días y donde puede haber bacterias patógenas. Para determinar las fechas de caducidad, la industria responsable lleva a cabo una serie de pruebas físicas, químicas, microbiológicas y sensoriales en las que se comprueba hasta cuándo se mantiene un alimento sin contaminación. Una vez realizados los cálculos, se le otorga una fecha al producto. Dicha fecha indica el momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura.
Por su parte, la fecha de consumo preferente se aplica a productos que son bastante más duraderos y estables, como pasta, arroz, yogures, chocolate… Para determinar la fecha de consumo preferente, se analiza hasta qué momento el producto mantiene su calidad óptima (en sabor, color, olor, textura y otras propiedades nutricionales). Por tanto, el consumo preferente no indica cuándo el alimento deja de ser seguro sino hasta cuando conserva su calidad prevista.
Caducidad y consumo preferente: ¿comer o no comer?
Según la Comisión Europea y la OCU, no se debe consumir ningún alimento una vez pasada la fecha de caducidad, ya que esto puede provocar un problema de salud. Además, es importante seguir las instrucciones de conservación que vienen en los envases ya que, de lo contrario, el alimento se estropeará antes y podría sufrirse una intoxicación alimentaria. Asimismo, es imprescindible hacer caso de las recomendaciones de consumo que vengan en el paquete como p.ej. “una vez abierto el envase, consumir en tres días”. No obstante, si desde el principio se sabe que no será posible tomarse el alimento antes de la fecha de caducidad, es posible alargar su conservación congelándolo poco después de adquirirlo. Eso sí, la OCU recomienda tomarlo en menos de 24 horas una vez descongelado.
Con respecto a los alimentos con fecha de consumo preferente, la Comisión Europea aclara que es posible consumirlos después de esta fecha sin que causen problemas a la salud. No obstante, esta fecha señala el momento a partir del cual los alimentos pueden empezar a perder sabor y textura. P.ej. es posible tomar yogures pasada la fecha, aunque aumentará algo su acidez. Lo mismo ocurre con los aperitivos salados, galletas y bollos que, aunque estén más rancios y secos, pueden consumirse sin peligro. En cuanto a las bebidas refrescantes y alcohólicas, pueden alterarse un poco su color o sabor pero tampoco es peligroso tomarlas pasadas de fecha.
No obstante, es imprescindible comprobar que el alimento tiene buen aspecto, si huele y sabe bien y si el envase está intacto antes de consumirlo. Por otro lado, al igual que ocurre con los alimentos que tienen fecha de caducidad, es imprescindible seguir las instrucciones de conservación marcadas en el envase.
Por tanto, lo mejor es no consumir alimentos como carnes y pescados frescos y huevos una vez pasada la fecha de caducidad. En cuanto a las comidas con fecha de consumo preferente, debe primar el sentido común tras observar su estado. Con aquellos alimentos que se dice que no caducan nunca (sal, azúcar, miel…) también hay que tener cuidado. Todo alimento, incluso la sal, tiene una fecha de consumo preferente a partir de la cual pierde cualidades. Por ello es importante tener la misma en cuenta.