Las autoridades sanitarias declaran la guerra a las grasas artificiales y al exceso de sal y azúcar que contienen los productos que suelen consumir los escolares. Cada vez hay más niños obesos o con sobrepeso -sobre todo en Murcia, Andalucía, Canarias, Extremadura, Castilla y León y Galicia- que en el futuro tendrán problemas de salud y ocasionarán un importante gasto a la sanidad pública. Por ello, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) está elaborando un anteproyecto de ley que regulará los productos alimenticios que se dispensan en los comedores escolares y el contenido de las máquinas expendedoras de alimentos en colegios e institutos. «Queremos eliminar la publicidad de productos azucarados y carbonatados en los centros educativos y favorecer que se incorporen otros productos que no tengan altos contenidos en grasas, sal y azúcares», explica Roberto Sabrido, presidente de la AESAN.
La nueva normativa obligará a las empresas que distribuyen estas máquinas a solicitar el permiso oportuno a la autoridad sanitaria de cada comunidad autónoma «para controlar qué mensaje se da a los niños». «Hay que limitar ciertos contenidos para que de lo que se expende en estas máquinas haya un porcentaje obligatorio de productos bajos en sal, grasas y azúcares», indica Roberto Sabrido.
Además, este anteproyecto de ley prohibirá la comercialización de productos de alimentación que contengan más de un 2% de grasas artificiales imitando así a Dinamarca y a Austria que han legislado en este sentido.
Etiquetado único
Aprovechando la presidencia española de la Unión Europea, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición trabajará por conseguir que el Consejo de Europa apruebe armonizar el etiquetado nutricional de los productos alimenticios. «El etiquetado nutricional no es obligatorio ni uniforme en la Unión Europea. Sólo es obligatorio especificar la fecha de fabricación y caducidad. Por eso, queremos que este etiquetado sea igual en toda la Unión y que incluya el nivel de ácidos grasos artificiales para que el consumidor lo sepa y opte libremente», apunta Sabrido.
La lucha de la AESAN contra los alimentos no saludables no ha hecho más que empezar y se ha iniciado con los escolares «porque está demostrado que es en el segmento infanto-juvenil donde pueden obtenerse mejores resultados y porque un niño obeso, en el 80% de los casos, será un adulto obeso».
Paradójicamente, vamos apartándonos de la sana dieta mediterránea basada en las legumbres, las verduras y las frutas como consecuencia de los cambios sociales y laborales que han modificado horarios y costumbres como comer en casa. Por ello, la AESAN propone que las cafeterías de las universidades dispongan de microondas en los que calentar la comida previamente cocinada en casa y envasada en tartera o ‘tupperware’.
Erradicar los saleros de las mesas de los restaurantes y que los comedores escolares ofrezcan siempre fruta fresca como postre y pescado como segundo plato son otros retos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.