Seguro que no eres el primero que vuelves de las vacaciones, y lejos de haber recargado la pilas, vienes más cansado de lo que te fuiste. Durante las vacaciones, tenemos la agenda saturada, a pesar de haberla llenado con buenos propósitos para descansar mejor.
Planes sin descanso
Es costumbre dedicar el período estival, a hacer cosas que normalmente no podemos planear durante el resto del año. Lo cierto es que el verano es el peor momento posible para sobrecargarnos, dada la climatología, que nos limita más. En definitiva hacemos de todo, menos descansar, estamos crispados dada la disparidad de opiniones familiares que puede originar la frenética sucesión de actividades, lo que no contribuye a mejorar la situación.
Comer y beber en exceso, un clásico
Durante los meses de verano normalmente sometemos a nuestro cuerpo a semanas de excesos: largas jornadas en bares y chiringuitos, con un aliciente claro comer y beber todo lo que esté a nuestro alcance.
Una digestión normal, puede durar entre cuatro y seis horas, pero cuando sometemos a nuestro cuerpo a estos excesos el proceso de digestión trae problemas: sentimos que nuestro estómago va a reventar, se comprime con otros órganos, aumentan los gases y además las bebidas con gas aumentan el nivel de dióxido de carbono en el proceso de digestión, llenando aún más nuestra barriga.
Beber alcohol tiene consecuencias inevitables
Y directamente relacionado con comer en exceso está el beber. Beber demasiado tiene sus consecuencias, entre ellas: el dolor de cabeza, irritabilidad, nauseas, sudores, pesadillas y el aumento de peso. Estás consecuencias son inevitables y no hay forma de librarse de ellas. La única solución viable para evitar esto es evitar beber alcohol o disminuir su consumo.
El sueño de calidad: clave para recuperarse
Comida y bebida en cantidades ingentes, el estrés de una agenda apretada, la climatología… Son el caldo de cultivo de un descanso deficiente, ya que en verano, no dormimos tan bien como pensamos, a pesar de que dormir la siesta más de la cuenta, nos haga pensar lo contrario. Y algo más, el desbarajuste horario que escogemos como rutina cuando estamos libres de obligaciones.
Cuando queremos darnos cuenta, nuestras vacaciones han acabado y resulta que estamos más cansados que cuando nos fuimos. La solución podría estar en las pautas de sueño a la vuelta a las vacaciones, con el acicate del reencuentro con tu colchón Lo Monaco.
Así partiendo de la premisa que cuentas con un buen equipo de descanso, lo siguiente sería tener un manual de uso del mismo, a la vuelta de las vacaciones:
–Retomar horarios y costumbres, fundamental para dormir bien.
–Controlar la dieta (sobre todo antes de ir a la cama) y hacer propósito de enmienda para el comienzo del curso.
–Utilizar las siestas de modo inteligente, lo justo para cargarnos de energía para la segunda mitad del día.
– Mantener una actividad física regular. Realizar ejercicio físico una hora al día y, tres horas antes de dormir.