La tortícolis es la contracción prolongada de los músculos del cuello (esternocleidomastoideo, trapecio, escalenos…) que provoca dolor cervical, movimiento limitado y rigidez. Como consecuencia de la contractura, el cuello puede quedar inclinado en una postura poco natural y un hombro puede estar más alto que otro. Aunque si es leve puede resolverse sola, en algunos casos será necesario tomar algunas medidas para evitar molestias.
Causas de la tortícolis
La tortícolis puede aparecer por diversas razones. La tortícolis común suele surgir de forma puntual tras un gesto o movimiento brusco, una mala postura sostenida en el tiempo (p.ej. sujetar el teléfono entre el hombro y la cabeza), un espasmo muscular causado por el frío o un traumatismo.
Otras razones por las que puede aparecer la tortícolis son:
- Estrés, tensión y fatiga: se acumulan en la zona cervical y provocan tortícolis espasmódica psicógena. En este caso aparecen crisis espasmódicas de la musculatura cervical que pueden ir acompañadas de dolor de cabeza, mareos y contracturas.
- Mala postura del feto durante el embarazo: la posición incorrecta de la cabeza del bebé mientras se desarrollaba en el útero puede ocasionar una tortícolis congénita. La tortícolis en el momento del nacimiento también puede aparecer si existe una lesión en los músculos o el riego sanguíneo que va al cuello.
- Alteraciones de la columna, como una hernia de disco o escoliosis.
- La ingesta de ciertos fármacos.
- Genética: la tortícolis puede tener un factor hereditario.
La tortícolis también puede ser consecuencia de algunas dolencias, como tumores del sistema nervioso central, hematomas espinales epidurales y enfermedades neurológicas como el Párkinson, entre otras. En otras ocasiones su causa es desconocida, en cuyo caso se denomina tortícolis ideopática.
Cómo aliviar el dolor provocado por la tortícolis
La tortícolis común generalmente se resuelve sola en una semana. Para aliviar el dolor producido por la misma se pueden seguir varias recomendaciones:
- Aplicar calor en el cuello durante 10 minutos.
- No forzar los músculos de la zona y adaptar la actividad cotidiana a las molestias que produce la contractura. No obstante, hay que huir de la inmovilización salvo que así lo indique el médico.
- Realizar un pequeño masaje en la zona de hombros, cuello, nuca y cabeza.
- Tomar analgésicos antiinflamatorios. Si el médico lo prescribe, también se pueden tomar relajantes musculares.
- Acudir al fisioterapeuta: a través del masaje, estiramientos pasivos, punción seca, infrarrojos y otras técnicas puede ayudar a mejorar los síntomas.
- Realizar ejercicios de estiramiento para trabajar la flexión, rotación e inclinación del cuello. Algunos muy útiles son:
- Inclinar el cuerpo hacia delante: con las piernas abiertas,¡ hay que inclinar el cuerpo hacia delante, dejando que cuelguen los brazos y la cabeza durante unos dos minutos. El objetivo es que el peso de la cabeza colgando aumente el espacio entre las vértebras cervicales y disminuya el espasmo de los músculos del cuello. Es importante que el cuerpo esté relajado.
- Empujar la cabeza: para hacer este ejercicio hay que colocar una mano en el lado de la cabeza donde está la tortícolis. A continuación hay que empujar la cabeza contra la mano durante cinco segundos y después descansar otros cinco. Es recomendable hacer una serie de cinco repeticiones. El objetivo del ejercicio es aumentar poco a poco la amplitud del movimiento.
No es recomendable utilizar collarín salvo que lo indique el médico, ya que esto debilita los músculos de la zona por no utilizarlos. Generalmente el uso de collarín se limita a las situaciones en las que hay que restringir la movilidad porque las vértebras están inestables a causa de un trauma.
Es aconsejable acudir al médico en caso de que la tortícolis no desaparezca en una semana o si surgen síntomas como hormigueo, pérdida de fuerza o dolor en el brazo, dificultad para respirar o tragar, fiebre, vértigo, mareos o naúseas. Asimismo, hay que ir al médico si aparecen episodios recurrentes de tortícolis en poco tiempo, ya que habría que identificar su causa.
Cuando la tortícolis no está provocada por las malas posturas o movimientos bruscos sino por otras afecciones y daños en el sistema nervioso, la columna o los músculos, éstos pueden requerir tratamientos específicos. En el caso de la tortícolis congénita, los niños pueden necesitar estiramientos pasivos para alargar el cuello acortado y una cirugía para resolver los problemas derivados de los defectos en la formación de la columna.
Cómo prevenir la tortícolis
Para prevenir la aparición de la tortícolis es importante seguir estas recomendaciones:
- Si se trabaja sentado, hay que levantarse unos minutos cada hora. En los descansos es conveniente realizar unos ejercicios de cuello, como girar lentamente la cabeza de un lado a otro y subirla y bajarla sin forzar.
- Evitar la semiflexión de la cabeza que se hace al mirar el móvil o el teclado del ordenador.
- Aprender a relajarse y a gestionar el estrés y la tensión para evitar que el cuello se agarrote.
- Evitar las malas posturas al dormir, trabajar con el ordenador o hablar por teléfono. La cabeza no debe estar demasiado alta ni demasiado baja al acostarse.
- No realizar movimientos bruscos con el cuello.