Con el avance de la ciencia médica, las soluciones que en su día eran simples ideas pero que caminaban por la senda acertada, se han convertido en metas que por muy altas miras que tuvieran, han permitdo paliar los problemas de la sociedad. La ozonoterapia ha sido una de ellas. En las últimas décadas, el suministro de ozono se ha convertido en una de las técnicas más positivas y empleadas para paliar algunas enfermedades complejas del sistema respiratorio así como problemas reumáticos y complicaciones de piel. En ocasiones, las soluciones se encuentran en el aire.
Fue descubierto casi por error por el holandés Martinus Van Marum en el siglo XIX. Aunque los primeros acercamientos a la ozonoterapia, se deben al afamado inventor Werner von Siemens, cuando en 1857 desarrolló un mecanismo para la destrucción de microorganismos nocivos para el ser humano por medio de generadores de ozono. Posteriormente, los beneficios se hicieron patentes.
De hecho, en 1893 se fundaría en los actuales Países Bajos, la primera planta para el tratamiento directo con el ozono por medio de su fusión con el agua. El punto álgido de esta nueva técnica médica se llevaría a cabo durante la II Guerra Mundial debido al empleo de ozono para la cicatrización de las heridas de guerra en los soldados y población civil.
El ozono, proviniente de la raíz griega ozein, es una sustancia que se compone por tres partículas de oxígeno, principal elemento que permite al ser vivo respirar. Está demostrado que actúa como uno de los mejores antioxidantes e inmunomodulador (regula el sistema inmune mediante el aumento o la disminución de la capacidad de producir anticuerpos), lo que permite la estimulación de glóbulos blancos aumentando las defensas del organismo ante factores de riesgo externos como cualquier tipo de infección.
Por totra parte, fomenta el incremento de glóbulos rojos permitiendo un riego mayor de oxígeno a las células y por tanto, potenciando una mejor circulación sanguínea. Desde esclerosis cerebral, parkinson, cirrosis hepáticas o enfermedades de origen vesicular, hasta problemas de hernias discales, hemorroides o infecciones digitales, son algunas a las que el ozono da un respiro. Además, se ha constatado que palia un elevado número de patologías relacionadas con los problemas de piel como quemaduras, cicatrices o herpes.
Formas de Aplicación
El ozono aplicado a la medicina se desarrolla como una mezcla junto al oxígeno por medio de una descarga de tipo eléctrico. Mediante esta química reacción, se genera un gas cuyas dosis son empleadas en función de la patología a tratar. Una vez que el oxígeno y el ozono entran en contacto con la sange, aumenta la cura en los tejidos o partes afectadas debido que fomenta el metabolismo de forma integral. Además, el aporte energético a las zonas que se encuentran en fase de inflamación se mejora de manera considerable al mismo tiempo que se produce un constatado fortalecimiento del sistema inmunológico.
Las formas de aplicación son de lo más variadas. Puede llevarse a cabo por medio de inyección (subcutánea, intradiscal, intrarticular y subcutánea), tratamiento tópico por medio de la llamada campana de cristal o bien por medio de insuflación intrarectal o aplicación de aceites ozonizados.
Según estudios consultados, científicamente se constata que el ozono se compone de una serie de propiedades superiores a cualquier tipo de tratamiento, bien sea por medio de antivirales o antimicóticos debido principalmente, a la producción de citoquina (proteína mediante la que se modula el sistema inmunitario). Sorprende que su uso no esté extendido. Estrellas de la música o políticos, parecen ser los más asiduos al ozono para perdurar despiertos en este respiro llamado vida.