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Alimentos con medicamentos, ¡cuidado!

CalimentosLos medicamentos y los alimentos pueden influir entre sí tanto de manera positiva, favoreciendo su absorción, como de forma negativa, impidiendo la misma. Las interacciones son muy variadas y pueden oscilar desde aumentar la toxicidad de un medicamento por ingerirlo con determinados alimentos, hasta anular su efectividad por tomarlo con otros. Por este motivo es de gran importancia que el paciente conozca para qué es y cómo debe tomar sus medicamentos en relación con su alimentación.

Por ejemplo, es clásica la interacción entre las tetraciclinas junto con derivados lácteos ya que los productos de la leche interfieren en la absorción del medicamento y por tanto el efecto del antibiótico será menor.

Otro ejemplo sería entre los anticonceptivos y dosis altas de vitamina C, superiores a 1 g, ya que pueden dar lugar a un aumento de los niveles plasmáticos del anticonceptivo y si se mantiene durante un tiempo prolongado podrían aumentar los riesgos de complicaciones tromboembólicas.

Sin problemas

En la mayoría de los casos, las interacciones existen pero no llegan a influir en la eficacia de la medicación. Aun así, hay que tener una especial precaución con los medicamentos que poseen un margen terapéutico muy estrecho, es decir, los que para ser efectivos deben tomarse en una dosis exacta, porque si se toma menos no hacen efecto y si se toma más de esa cantidad se convierten en tóxicos. Debe tenerse una vigilancia especial, al existir un mayor riesgo de interacciones, con los pacientes de edad avanzada y con los que padecen enfermedades crónicas que consumen múltiples medicamentos, ya que además de las interacciones de los alimentos con los fármacos, también los medicamentos pueden interaccionar entre si.

En resumen, las interacciones entre los alimentos y los fármacos son múltiples. En unos casos pueden ser beneficiosas, porque disminuyen los efectos adversos o aumentan la eficacia del medicamento, pero en otros casos pueden ser no deseables y conllevar al fracaso del tratamiento. Por ese motivo es importante conocer la forma correcta de tomar el fármaco, a fin de obtener el efecto terapéutico deseado.

En cualquier caso siempre que se esté tomando un medicamento hay que leer los prospectos y si necesitamos cualquier aclaración, ya que a veces son bastante complicados, consultar con el farmacéutico, que no se nos olvide que es el único especialista en medicamentos.

Importante elección

Hay que tener en cuenta que las interacciones entre alimentos y medicamentos son mutuas, es decir, también hay fármacos que pueden impedir la absorción de alguno de los nutrientes de los alimentos. Por ejemplo, el uso continuado de laxantes puede impedir la absorción de algunas vitaminas. El consumo habitual de café o té en grandes cantidades puede impedir la absorción del hierro, tanto del que procede de un alimento (carne, legumbres…), como de los suplementos de hierro tomados en forma de comprimidos. El de un alimento muy común para los mediterráneos, el ajo, que en grandes cantidades puede potenciar el efecto de la medicación anticoagulante. Hay un medicamento que se utiliza para adelgazar impidiendo la absorción de grasas, y que por tanto, impide la absorción de vitaminas liposolubles, que son la vitamina A, D y E.

También un estómago lleno puede retrasar considerablemente la absorción de un medicamento. Esto puede ser un problema en el caso de aquellos medicamentos de los que se espera un efecto rápido: analgésicos, medicamentos para dormir…

En relación al tema, hay dos alimentos que tienen interacciones importantes con la medicación, como son el alcohol y el pomelo. El alcohol puede interferir en el efecto de ciertos medicamentos acentuando la acción de los fármacos somníferos, calmantes, antidepresivos… En cuanto al zumo de pomelo se ha descubierto que este cítrico distorsiona los efectos de ciertos fármacos: los que se utilizan para tratar la hipertensión o los niveles altos de colesterol en sangre, los antihistamínicos no sedantes, los tranquilizantes a base de benzodiazepinas, los inmunosupresores que se utilizan para evitar rechazos de trasplante.

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