El doctor Enrique Grande, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, afirma que está surgiendo una nueva generación de medicamentos que dirigen su acción a dianas moleculares específicas para inhibir el crecimiento tumoral.
Estos fármacos están dando lugar a un nuevo paradigma del cáncer -se pasa de romper la célula a bloquear moléculas- y los oncólogos creen que podrían funcionar en pacientes con tumores poco frecuentes. Se denomina tumores raros a aquellos que presentan una baja incidencia en la población (en Europa afectan a menos de cinco personas por cada 10.000 habitantes) o que se localizan en órganos no habituales.
Aunque se ubican en la mayoría de las estructuras del cuerpo humano, son más frecuentes en los órganos endrocrinos (tiroides, hipófisis o glándulas adrenales), tejidos blandos, piel y cerebro. A pesar de ser poco comunes, la lista de ellos es muy extensa, por lo que la incidencia global es alta y constituyen el 20 por ciento del total de tumores.
La falta de conocimiento de los mismos y de dinero de los laboratorios para investigar fármacos que contribuyan a su erradicación complica el futuro de los pacientes: «Todo lo que significa en cáncer retrasar el diagnóstico redunda en una menor posibilidad de coger el tumor a tiempo. Si se retrasa el diagnóstico de un paciente con un tumor raro, éste puede perder la oportunidad de una cirugía curativa», ha señalado.
Para favorecer la investigación y profundizar en el diagnóstico y manejo de los afectados por tumores raros, la Española de Oncología Médica (SEOM) ha creado un grupo de trabajo, que se constituirá de manera oficial este mes. Se trata de que los pacientes se beneficien de un mayor conocimiento de su patología por parte del médico que los trata, ha subrayado este oncólogo, quien ha reconocido que «los tumores raros cuando te vienen a la consulta son un marrón», por lo que «tenemos que darle a los médicos una guía».