La clínica es la primera en España en utilizar dos técnicas quirúrgicas: la desarterialización hemorroidal doppler guiada (HELP), para el tratamiento de las hemorroides, y el sellado de los trayectos fistulosos (FILAC), para las fístulas. Las enfermedades anales son una de las causas más frecuentes de consulta en cirugía, afectando a ocho de cada diez ciudadanos, destacando por su frecuencia la fisura anal, la fístula perianal y las hemorroides.
El tratamiento con láser precisa de bajas dosis de anestesia -en algunos casos sin necesidad de la misma-, mínima analgesia posterior, y evita las curas postoperatorias, que permite al paciente una rápida recuperación e incorporación a la vida laboral. El cirujano de la Unidad de Proctología de la clínica Ignacio Durán ha explicado que la patología hemorroidal, una de las más comunes, «no se trata de varices anales, como mucha gente piensa, sino que son debidas a la suma de una serie de factores que acaban desencadenando una pérdida de la sujeción de estas estructuras.» «El objetivo de estas innovaciones es doble -continúa el doctor Durán-, por un lado conseguir cada vez mejores resultados con mínimas complicaciones, y por otro paliar en la medida de lo posible el temido dolor postoperatorio».
Otras de las enfermedades anales comunes suceden en la fístula perianal, la comunicación del canal del ano con la piel que se encuentra alrededor del ano, cuyas causas pueden ser bien por una inflamación de las glándulas que se encuentran en el interior del ano o como secuela de un absceso mal cicatrizado. Una de las grandes preocupaciones de los cirujanos en el abordaje terapéutico de las fístulas perianales es, por un lado, el peligro que supone trabajar en un terreno donde se encuentra el aparato esfinteriano anal -con riesgo de producir incontinencia al paciente-, y por otra, el índice de recidiva de las mismas.
Durán ha señalado que la técnica nueva «utiliza la propia fístula como sellante de los trayectos fistulosos», siendo la acción del láser la que «desnaturaliza el tejido a lo largo de todo el trayecto de la fístula, empleando el mismo como sellador», y de esta manera dejando intacto el esfínter, sin material protésico ni sintético.