Materazzi ha realizado más de 300 trabajos en Psiquiatría y habla de cómo es necesario reinsertar a estas personas, y de que no es partidario de los internamientos.
-¿Qué esperanzas hay para los enfermos mentales?
-Le voy a dar una visión de una persona que trotó el lugar de los enfermos mentales. Primer punto, yo saco la palabra mental y hablo de sufriente psíquico. La palabra enfermo implica una concepción superadora a la de loco, pero piense que enfermo es una concepción biologista de la Medicina, enfermedad y salud y es mucho más. Si usted integra la alteración de uno en lo social, psicológico y biológico no le voy a definir solamente a esa persona por esa vertiente. El segundo punto, es que dentro de mi profesión y de la salud en general hay algunas corrientes que todavía se enfocan en que hay sufrientes y sanos y yo no creo eso. Hace mucho tiempo que lo dejé. Creo que todos somos sufrientes. Es un espectro de leve sufriente a grave sufriente.
-Hecha esa aclaración, ¿Qué ha cambiado en los últimos años?
-Conozco muy bien el ámbito en el que está el sufriente psíquico severo -treinta años en hospital y distrito sanitario-. Por suerte en estas jornadas de Granada me he encontrado con gente joven que me da aspiraciones y no es todo lo que veo de algunos colegas de mi edad que todavía están acartonados en que son como guardianes de la locura. Yo no soy, no estudié ni estudio para eso. Yo trato de ayudar a una persona que es el sufriente y tratar de reincorporarlo al sistema de producción, a la sociedad. Mi tarea no es ser un guardián. Hay movimientos en el mundo, interesantes sobre todo de ‘desmanicomicialización’, yo hablo más de desinstitucionalización. No es solamente cerrar las instituciones porque la sociedad en la que estamos viviendo: mercantilista, desaprensiva, ahora el marginado, el dependiente, los sin techo las necesitan. Las instituciones viejas o vetustas tienen que sufrir un proceso de transición y yo lo quise proponer en mi hospital, lo logré en parte. Recibí una población de 1.280 pacientes y cuando me fui puede reducirla a 820 reincorporándolos, rehabilitando a la gente en la sociedad y no dejándolos en la calle.
-¿Qué es lo que les hace más daño a los sufrientes psíquicos?
-Lo que le hace daño a ese ser humano es lo que le hace daño a usted o a mi.
-¿Y a la hora de tratarlos, qué?
-Hay que tener en cuenta a la familia. Lo ideal sería tratar al paciente y al grupo familiar y si seguimos avanzando al grupo social. Costó mucho, pero se avanzó bastante. Ya hay grupos multifamiliares, pero hace veinte años traían al paciente y lo depositaban en el hospital. En el desequilibrio de uno existe una policasualidad de factores.
-Ha dicho que estando la sociedad como está van a ser necesarias las instituciones, hospitales…
-Por ahora sí.
-Para tratar al sufriente psíquico, ¿mejor su familia?
-Lo primero es no sacarlo del ámbito en el que él vive. Rápidamente se desarraiga. Si estoy en un ambiente, aunque sea malo yo conozco todo y sé que tengo un cierto armazón frente a ese ambiente. Me puede ser hostil, pero debo trabajar… Si lo saco y lo meto en una institución lo meto en una burbuja… Por eso, las internaciones, suponiendo que se tienen que hacer, desde mi punto de vista deben ser cortas. Después la gente no se quiere ir ¿Cómo se va a querer ir? Si está protegida.
-¿Ahora mismo se trata con mayor respeto a estos sufrientes psíquicos por parte de la sociedad y de las instituciones?
-En la sociedad un poco más. Con la difusión de algunas cosas buenas, porque otras son lamentables, se está consiguiendo. La sociedad le tiene menos miedo y eso es muy importante.
-No hace mucho, se abrió un debate sobre el uso ‘alegre’ que se hace de palabras como esquizofrenia -esquizofrenia de los políticos- par aplicarlas en otros contextos… ¿Qué opina de eso?
-Eso pasa aún lamentablemente en los medios masivos de comunicación. Se utilizan términos sin saber lo que significan.
-Me hable un poco de radio Colifata, ¿cuál ha sido el mayor logro?
-Creo que tiene un sentido muy positivo de resocialización y desestigmatización. Es decir, sacar el estigma y lo que escuche una persona en la radio sea la palabra del sufriente, que diga qué le molesta, que critique las normas del hospital, al médico… me parece muy sano.